El otro día vi esta esquela necrológica en un periódico local de la Castilla profunda. Los familiares del asesinado honran al joven, 80 años después, simplemente con su memoria, dejando constancia en este pequeño detalle. La reproduzco aquí para decir a su familia que yo, que soy de otro tiempo y circunstancia, siento en mi conciencia aquella barbarie. Que no duden de mi deseo de que en paz descanse, algo que cuesta desear para sus asesinos, como no sea para saber al menos que con el descanso estos no cometerían más crímenes. Que no vuelva jamás a tener lugar todo aquello de lo que supe por el relato de mis mayores. Y que lamento que no haya habido jamás justicia. Pero, al menos, que sus descendientes sepan que para algunos no hay olvido. La memoria y el reconocimiento son fuentes de sabiduría y, lo que es más importante, de convivencia. Y que me hace reflexionar y anhelar un país de entendimiento, algo que no sé si todos desean. Porque algunos, como siempre, siguen estando sedientos de imponerse y no parece que acepten a los que que no piensan como ellos.
(Esquela tomada del periódico El Norte de Castilla)
Siempre he creído que las personas no mueren mientras haya quien las recuerde.
ResponderEliminarNo merece la pena entrar al diálogo con los intransigentes ...
Rubrico tu opinión; además, no se iban a dejar...Gracias, María.
EliminarUn abrazo.
EliminarUna esquela para pensar.
ResponderEliminarUna reflexión es más que una plegaria y no precisamente religiosa, pues la religión ya se sabe que estuvo del lado del oprobio y hasta la fecha no ha pedido perdón.
EliminarA Basilio, los que aún le llevan en su memoria le recordarán siempre como el joven de 26 años. Sí, es importante esta esquela por todo lo que tú dices
EliminarMe impresiona que haya gente que recuerde a los olvidados. En este caso nietos y bisnietos que parece que no tendrían que interesarse por el destino de sus antecesores. Aquella herida siempre se cerró en falso. Algunos piensan que es el tiempo el que cura, pero no sé no sé. Porque lo importante de los acontecimientos luctuosos no es estar mareando la perdiz con el tema sino sacar conclusiones, reflexionar. Pero, claro, para ello es necesario una información objetiva amplia y una educación cívica, cultural y política en la que aún en España somos deficitarios.
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