"Aprovecha la vida mientras sea vida dentro de ti.
Aprovecha tu cuerpo mientras seas tú quien vive dentro de él. Aprovecha".
Vergílio Ferreira, Pensar.
Palpación del cuerpo. Ejercicio gratificante unas veces. Prueba de discordancia otras veces. Cuerpo perímetro, cuerpo extensión, cuerpo territorios. Cuerpo cepo, a veces. Las manos capaces de llegar siempre a cualquier zona de su superficie. Manos que se recogen sobre sí mismas, manos que obligan a arquear el cuerpo hasta el extremo opuesto, manos que incitan al escorzo lumbar tratando de evitar que la estatua se incline peligrosamente, manos que se sumergen en la hendidura misma de la carne que no se puede traspasar. Manos que saben de sudor, que a veces también se ensalivan. Manos que se extravían sobre otra piel distinta, porque una caricia no siempre es un encuentro. Palpo mi cuerpo confiado. Confío en él, él confía en mí, diálogo ingenuo de tactos. ¿Solo de tactos? Cada rincón de mi hábitat habla desde dentro. ¿Cómo llegar a su cuerpo profundo? Laberinto de cuerpos dentro de mi cuerpo. Ordenado en su reparto, caótico en las respuestas del deterioro. Voces agudas, palabras altisonantes, griterío que chirría. Mi tacto no alcanza ese intramundo, ni siquiera los demás sentidos que acuden a la cita saben interpretarlo. Entonces sucede que sentidos recónditos, gestos no nombrados, una cohorte de reacciones no traducibles externamente se hacen notar con su peculiar vocabulario. Es la hora de la queja, de reivindicar una reposición imposible, del cansancio que se afirma, lento y desaborido. Hasta ese momento he amado su silencio, su sumisión, su aparente docilidad. Cualquiera disfunción interior utiliza otros idiomas en los que no se quiere hablar. Te haces a ellos, pero ellos no saben de tus dedos ni de tus pensamientos ni de las palabras con que inquieres su suceso. No entienden que el amor que has mantenido con tu cuerpo profundo ha empezado a ser desamor. Que antes o después vas a quedar al pairo. Que lo que más has querido va a volverse inhóspito. Pero aún no permaneces a la intemperie de ti mismo. Derivas cualquier movimiento rebelde hacia el pozo ciego. Y sueñas de nuevo con tu resistencia. Y consideras un improperio desear renacer. Al tocar desde fuera tu propia piel, al pulsar los músculos, al hacer crujir los huesos en su aparente normalidad, al constatar la sabiduría de lo sensible, que tanto te entusiasma y te explica de ti mismo, al no percibir lamento alguno, respiras en profundidad. Ese respirar es el mensajero que intenta llegar hasta los espacios que encajan dentro de ti. Donde moran seres íntimos, alumbran rostros desconocidos, se encabritan animales donde tú eres ajeno. Desalojas palabras que suenan a deseos. Para vosotros mis ojos no bastan, dices, mis lágrimas no son útiles, insistes. ¿Servirá de algo mi palabra en el instante en que las furias se desaten y no se controlen, ahí en alguna de las estancias de mi cuerpo tan próximo y tan lejano? Os amo, vísceras, digo. Fluid, conductos, digo. Manteneos, cartílagos, imploro. Bacterias, pacificad vuestros bríos. Jugos gástricos, no os agriéis. Oxigenad bien vuestro curso, arterias. No deis saltos, células, digo. Demorad el desgaste, neuronas, proclamo. No convirtáis al mensajero que os envié desde mi reino incauto en el oscuro jinete de vuelta del dolor.
(Fotografía de Jacob Aue Sobol)
Hombre! le digo lo mismo al mío pero con menos "finura". Algo así como " A vosotras células todas, órganos incluidos, improperio, mirad que os trato bien, que os ejercito y alimento, con la venia de genética, no me deis disgustos que será peor para vosotras....y cuando os doláis de demasiada oxidación avisadme a tiempo para irnos todas a dormir en equipo y en bendita paz"....bueno, algo así pero por lo bajini y resumido en un par de improperios que relajan el pensamiento.
ResponderEliminarA lo mejor es que no te toman en serio (a mí tampoco) Se impone el diálogo con el propio cuerpo, aunque mucho me temo que los lenguajes son tan diferentes...
EliminarNo entiendo bien. Quien me debe tomar en serio si siendo tan introvertida no me creo las supuestas realidades circundantes? Solo me quedan estas células y las de mis compañeras perrunas que cuidar. Ellas me toman en serio, me parece, y respecto a las microscópicas como se pongan muy a las bravas "las despido junto a las letras!! El mundo entorno funcionará conforme a la interpretación del mismo que haga.....visto lo visto hasta la fecha y mira que me encantaría cambiar de opinión, pero...
EliminarLos lenguajes internos de nuestro cuerpo, me refiero. A veces solo nos llega su eco. Otras veces, cuando nos preparan alguna. Era un decir.
EliminarEs que de pequeña no tuve buena salud y desde entonces la necesidad me adiestró a tener que cuidar la dieta con esmero para no padecer. Te imaginas a una niña muy pequeña teniendo que renunciar a lo que los demás devoraban con gusto? Lo mismo me ocurrió con el matrimonio, jaaajj, casarme con un vagazo insensible y ciego me obligó a aprender todo tipo de bricolage y me autosuficiencio. Hacía juego con su suegra que chupaba del mismo bote. Pero corrían tiempos de la mujer diez y la tonta de mi persona se lo tragó y reventó, por todo eso y más ahora soy tan irredenta. Ni mis hijos me reconocen tras el reventón y no me importa airearlo, total soy nada ya nada importa.
EliminarA que todo encaja ahora?.
Tu autoelevación y resiliencia son únicos, por lo que cuentas.
EliminarEnvidiable poder de introspección!
ResponderEliminarUn abrazo
A veces uno se ejercita como buzo, no sé si la curiosidad más que las ganas de salvarse.
EliminarMe parece magnífica la frase de Ferreira, y como siempre me gusta tu texto.
ResponderEliminarNunca he sido de cuidarme, y a veces me lo reprocho cuando empieza a dar la cara.
Vivir en mi cuerpo y cuando ya no sea vida aceptable su estancia, morir, solo pido eso.
Un abrazo, Fackel
Pero el día a día, la hora a hora y cualquier tiempo menor del tiempo cotidiano lo vivimos desde eso único denominado cuerpo. Puentes, lazos, lenguajes, diálogos...todo es preciso establecer dentro de nosotros porque simplemente no somos nada sin su respuesta continua.
EliminarTe recomiendo vivamente -a ti y a quien lea este comment- la obra de Ferreira. Solo conozco algunos pocos libros -Pensar, Invocación a mi cuerpo, Para siempre, En nombre de la tierra- que puedes encontrar en editorial Acantilado. Es un sabio y leer sus puntos de vista no solo enriquece sino que nos aporta sensatez y calma, lo cual no implica que tengamos que estar de acuerdo con él al cien por cien. Pero sabe de qué habla.
Un abrazo, gracias por interesarte.
Gracias Fackel, lo buscaré.
ResponderEliminarY si tienes razón, no somos nada sin su respuesta continua, y lo sé, en el fondo de mí lo sé, solo que no es una buena época para mí por alguien a quien quiero en el alma y estoy viendo como se consume día a día. Pero tienes razón.
Buscaré a Ferreira :)
De todos modos, como la lectura es tan particular y biológico de cada cual, hojea primero alguno de los libros en una biblioteca. Yo creo que su obra de pensamientos y aforismos se lee bien, pero tiene que gustar y responder a las búsquedas de cada lector.
EliminarRespecto a lo segundo...qué decir. Hacer llevadero el final de alguien merece la pena. Nadie nos libraremos ni por pasiva ni por activa. Ánimo, resistencia.