"¿Ahora quién nos ha convocado así? ¿A quién tan grave urgencia le apremia?
¿Es de los hombres jóvenes o de quienes son ya mayores?".
Homero, Odisea, Canto II.
Si estás, agradece que estés. Es lo que me digo a mí mismo con íntima cautela. Y no, no va la frase de zen ni de esotérico. Va de gratitud. Ese pensamiento me produce calma. O es la calma la que incentiva que se me ocurra tal simplicidad, no por sencilla menos constatable. Esta sensación de levantarme hoy con una cierta claridad, y no me refiero a ideas sobre el mundo ni sobre el hombre genérico, me proporciona una modesta pero inusitada alegría. Bagatelas, tal vez, suspiro.
(Mientras las reglas el juego social evocan para hoy el discurso de la reflexión, que puede ser tan extenso en unos como baldío en otros, mi yo invoca el mero estado sensorial tranquilo. Confesaré que del asunto electoral en ciernes, del cual no sabe uno qué parte es suya y qué parte es ajena, o qué porción te hacen creer que te pertenece y cuánto de la tarta está siempre en manos de los mismos, poco espero. Creo que yo, y muchos como yo que venimos de cierto itinerario iluso, somos víctimas de nuestro excesivo entusiasmo del pasado, de las esperanzas cultivadas (nada hay más equívoco y perjudicial que cultivar con adoración la esperanza) y de un permanente estado de autoengaño sobre la supuesta política, la de la rectitud, acerca de la cual no nos hemos quitado del todo una cierta visión redentora, cuando no justiciera, que conduzca a los mundos mejores. Ya no más. Me quedo en los mundos sutiles)
Si estoy, agradezco estar. Por supuesto, nunca es tarde para desbrozar caminos de fronda que ocultan los malos bichos. Nuestro padre Odiseo (no hay como una figura literaria para reconocer en ella al padre) fue tentado por múltiples apariciones seductoras y conminado por otros tantos peligros con fiero rostro, y llegó al puerto de la calma. ¿No nos ha de pasar algo análogo a sus hijos, sometidos a monstruos de menor calibre y a seducciones más toscas de los humanos?
Existen refranes para todo según conveniencia. Uno de mis preferidos es ese de: Es de bien nacidos......
ResponderEliminarOtro que me asalta con demasiada frecuencia es aquel de: "La ignorancia es atrevida" será por lo mucho que me lo aplico a mi misma...y a tantos otros.
Linda imagen.
MJ. Te recomiendo el libro "Diccionario de refranes y frases proverbiales", de Gonzalo Correas, de 1627. Yo paso muy buenos ratos con él. Hay otros posteriores, pero me gusta saber que hace cuatro siglos ya había un tipo que hacía un trabajo de recopilación importante. Esa es la España que me gusta.
EliminarEl caso es que yo estoy. Y ya es mucho tal y como va el mundo...
ResponderEliminarSabia y shakesperiana conclusión, tal como van los mundos. No dejarse eclipsar, tal vez.
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