"Y a sus manos al juntarse
acechaban otras manos"
Descubrí aquellos versos anónimos a la par que una parte de la obra del pintor Ángel López-Obrero. En uno de sus dibujos había personajes que parecían manifestarse claramente y otros que apenas quedaban sugeridos. Los dos más nítidos se exponían con vitalidad, mientras que de otros dos, débilmente pergeñados, no se sabía si iban o venían. Es decir, si eran figuras que llegaban para añadirse o que habían estado y ya se despedían. Cabía interpretar el todo como un grupo de amigos que habría existido en un momento dado o bien que estaba a punto de formarse. Yo busqué con avidez las claves en el despliegue de todas las manos que se revelaban o se intuían en aquel cuadro. Las nítidas y las etéreas. Las que se afianzaban con otras manos, las que se aproximaban, las que se rozaban, las que se solicitaban, las que se acomodaban. Y de aquel coloquio de manos no solo aspiraba cierta fragancia de juventud sino que percibía unas texturas que me devolvían la presencia de los seres alejados de mi propia vida. Pensé entonces en cómo aborrezco cada vez más los desencuentros. Principalmente aquellos que no se sabe por qué se producen. Me obstiné en ver el cuadro en un presente indestructible. Un presente que se va y se viene a la vez, que no entiende de otros tiempos, que se queda rehaciéndose sobre sí mismo. Tuve el impulso de mirarme las manos. Me pareció que mudaban vertiginosamente y sentí el calor denso de innumerables tactos.
Aquel coloquio de manos era la expresión de un "daimon".
ResponderEliminarUna acción esencial que se producía con anterioridad al pensamiento. Primero actuaba y después habría de venir la reflexión. Una representación de la vitalidad de la juventud: roce, tacto, expresión corporal, acción directa.
Es un dibujo precioso.
Salud
Mis primeros y mejores recuerdos del agrupamiento de jóvenes que nos sentíamos "tocados" por una búsqueda indefinible no tenían tanto que ver con las ideas fluyentes, las dudas en catarata o la insumisión creciente, sino con la capacidad misma de acercarnos unos a otros, vincularnos con la palabra, sentirnos. Aquel daimon que se iba revelando en grupo era una especie de orientación, nada esotérica, que nos mostraba nuestro propio potencial de hombres y mujeres haciéndonos. Luego, con el tiempo, llegaron muchas historias, se precipitaron tantos episodios, se barajaron tal cantidad de ideología y palabrería y una acción alocada que, no obstante, nos hicieron crecer. Los que no lo hicieron, y crecer era ir asumiendo derrotas, fallos y fracasos, iban quedándose por el camino. Literalmente. Ya hubo algunos suicidios tempranos y ciertas sobredosis que dejó fuera de la historia real a los que no aceptaron salir del mundo de ilusión.
EliminarEs cómo un meterse mano y no saber dónde introducir los dedos cuando participan todos del amor.
ResponderEliminarUn clérigo diría que tienes una visión "materialista y atea", jej.
Eliminarla palabra, autoridad suprema de todo coloquio, a veces no es suficiente, la pose, los gestos, el rubor, la mirada, también "hablan" el idioma humanoide del afecto o el desprecio
ResponderEliminar.
he de mirar frente a frente al flojo, al fuerte, al igual y al enemigo, para allanar la veracidad de sus palabras
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las manos, ah, el emporio del placer cuando acarician, el verdugo cuando empuñan un golpe...
a veces siento un apretón de manos de aquellos que ya no están y se disculpan por no haber dicho "adiós flaco que tiempos aquellos"
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me ha dado nostalgia, perdona, un abrazo
Pues si tu nostalgia nos obsequia con esos aforismos o reflexiones a la carta, bienvenida la nostalgia. Por cierto, ¿qué crees? ¿Que a mí no me entra una de vez en cuando?
EliminarSi, precioso dibujo. Me recuerda alguno de manos que tengo por ahí pero no dispongo de tiempo para buscarlo. Ya lo haré. Corren tiempos de abuela al desuso pero con manos, muchas y para todo. Ufff agotador.
ResponderEliminarMuy bonito, sí, muy sugerente sobre todo. Te cojo la palabra para que veamos los dibujos que tengas por ahí, cuando puedas.
EliminarMe ha gustado mucho tu texto, mucho. Tanto que no quiero opinar sobre él, solo leerlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Se agradece la opinión consecuente con tu pensamiento, aun navegando por las aguas del silencio.
EliminarAsí transita la gloria en el mundo, a piel de gallina o a sofoco limpio. Bien se vale que somos animales de sangre caliente para templar el ánimo. Salú Fackel
ResponderEliminarEn efecto, sic transit etcétera, pero si nos quedan las sensaciones no es poco. Significará que las hemos vivido y que han hablado con intensidad para los años de la pérdida. Salú.
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