Somos lo que creemos ser. Hay tanto de ilusión en el reflejo, al modo de la metáfora platónica, que no advertimos con claridad en qué lado de la raya vivimos. Cuando cae la lluvia, ¿en qué lado cae? Cuando crece la fronda, ¿es hacia arriba o hacia abajo? Cuando atisbamos un hilo de luz, ¿desde dónde nos llega? Cuando las voces nos invaden, ¿cómo calculamos la distancia de sus sonidos desiguales? Somos la incertidumbre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
ResponderEliminarAhhh pero existe porque la inventamos, o será uno de tantos subterfugios producto del mediocre desarrollo del lóbulo frontal?
No sé, sea por lo que sea es nuestro, ¿no?
EliminarConfondre realitat i ficció és el que feia Don Quixot.
ResponderEliminarY la ficción ¿no era parte de la realidad?
EliminarVa a ser que la realidad no existe como suceso objetivo. Dicen que se está a punto de demostrar el doblamiento del espacio tiempo, las ondas gravitacionales, y quizás con esa demostración venga alguna certeza, por ejemplo que la realidad es una proyección entre las infinitas que se cuecen en nuestra mente. Y
ResponderEliminarPues es todo un mundo por descubrir, Amaltea, es verdad. Mientras, pencamos con lo que hay y ¡a disfrutarlo! (o a padecerlo)
EliminarSolo los inconscientes y los fanáticos creen saber dónde se encuentran.
ResponderEliminarCreen saber, bien lo dices, mira el show política: es un caso muy relevante al respecto, pero da risa (tristemente)
Eliminar