Una mujer de innumerables pechos me sujeta violentamente del cabello y mirándome hipnótica me dice que no es ni diosa ni monstruo ni prodigio. Que es tan solo una mujer ahíta de territorios y que tiene uno reservado para mí. Pero desconfío y como trato de desasirme hace lo imposible por retenerme con energía. Yo le pregunto si no será sino una ilusión huera. Y ella me responde jactanciosa pero indescifrable: no, soy tan solo un desliz. La mujer de múltiples y fluctuantes senos empieza entonces a despojarse lentamente de su peplo y en ese instante de confusión yo me vuelvo invisible.
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No puedo evitar una sonrisa: Vamos, que si semejante energúmeno me tira de los pelos y encima pretende atraerme, por muy onírica que fuera la cuestión me temo que desaparecer quedaría demasiado fino para mi impulsiva naturaleza subyacente. Algún globimastico podría explotarle cuanto menos.....que por algo se encuentra en terreno onírico! Es la gran ventaja.
ResponderEliminarPor cierto he comentado alguna vez mi magnifica doble vida onírica. Con el paso del tiempo ha demostrado tratarse de un verdadero tesoro y tan real como la supuesta realidad que nos envuelve. Y ese no se puede sustraer. Sigo riendo divertida de semejante ocurrencia aunque al soñador le aterrara.
Sin duda que si el sueño se repitiera, bien con otras características o coordinadas, trataré de relatarlo, siquiera por ver las múltiples o singulares diferencias.
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