Recorría un bosque y sentía la necesidad de subirme a los árboles, que desde abajo se veían frondosos y plenos de generosidad frutal. Pero cuando llegaba hasta sus ramas las hojas habían desaparecido y los frutos se mostraban caducos, cuando no habían caído del todo. Quería bajar pero contemplar desde allá arriba que tampoco existía ya el suelo que antes había pisado me producía terror. Entonces se ponía a soplar un viento cuya imagen tenía cabellos ondulados y rostro benévolo, y que me decía: vengo a rescatarte.
(Fotografía de René Groebli)
A bocajarro diría que Freud tendría tema contigo, sin embargo no diferencio la realidad de la ficción.
ResponderEliminarEn cierta ocasión me dijeron: "si quieres ser feliz no analices" ... procuro no romper la regla
Night
La felicidad ¿es la ignorancia? Ah. Eso sería tema para disentir y analizar, en fin. Salud.
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