Pero no sentí diferencia entre la noche y el día. Es lo que tiene permanecer absorto, la mirada en la corriente. Son atractivas las aguas, unas veces sumisas, otra perturbadas por la pequeña fauna de ribera. Y allí, al borde, se te antoja que también tienes un hogar. Acaso subterráneo, bajo los ribazos o entre las madrigueras de los hurones. Anduvieron buscándome. En las llamadas de los mayores me pareció percibir más extrañeza que preocupación. Hubo quien manifestó angustia en sus reclamos. Hubo quien recurrió al dolor de la familia. Hubo quien esgrimió el sonoro anuncio del castigo. Y entonces decidí no volver a casa. Desechar las iniciaciones. Desoír las obligaciones. Incumplir los mandatos. Y no crecí más como ellos hubieran querido que creciera. Y no me encontraron ya nunca en los territorios reservados a los adultos. Es lo que tiene ser un eterno adolescente.
(Fotografía de Álex)
Este comentario está cargado de envidia por tu eternidad, sabelo.
ResponderEliminarJ.
Eternidad imaginaria, la mía, pobre de mí.
EliminarNegarse a crecer, aunque sea con un tambor de hojalata al lado, tiene mucho de juiciosa rebeldía frente a la decepción diaria del adulto. Una decisión sabia, que comparto del todo. Un abrazo.
ResponderEliminarYa uno no sabe si está decepcionado siquiera. El conejo de Alicia avisa.
EliminarIntentaron domarnos pero jamás lo conseguirán
ResponderEliminarTal vez no del todo, pero la inercia de las cosas y de mucha gente sigue unos derroteros tan poco alentadores...
EliminarJo no voldria tornar a ser adolescent.
ResponderEliminarSegún la percepción y lo experimentado tenemos una idea u otra acerca de un tiempo adolescente. Yo lo convierto en metáfora.
Eliminar¿escribes mi historia?
ResponderEliminarabrazo
Probablemente sea la historia de muchos; la mayoría suelen callar. Gracias por tu confesión, Omar.
EliminarAdolescencia - adolecer - a dolo hacer
ResponderEliminarQuien no adolezca tire la primera piedra.
Ay, tus juegos de palabras. Todos adolecemos de algo, en mayor o menor medida. Pero aquella adolescencia, tal vez dolor, pero no dolo, tiene significados arraigados, fronterizos.
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