Walden, preocupado: He soñado que me privaba de satisfacer mis apetitos. ¿Todos?, le pregunto perplejo, temiendo que se haya tomado el sueño como una premonición. Supongo que no todos, medita en voz alta. En el sueño no aparecía que rechazara leer, por ejemplo, o admirar fugazmente unos ojos expresivos, o contemplar las estrellas de las noches de estío, lo cual no me hace sentir perdido del todo. Con ganas me quedo de interrogarle sobre los demás apetitos, incluso sobre aquellos que más le acuciaron desde su juventud. Pero hay que respetar el silencio de los que van para ancianos. ¿Crees que la abstinencia devenida me hará mejor o perjudicará mi talante?, dice como si me pidiera consejo. Ha sido un sueño, Walden, le digo conciliador. Y cuando deje de serlo el cuerpo hablará desde cualquiera de sus órganos y te indicará a qué debes atenerte. Sí, tienes razón, contesta. Y enigmático: no se puede vivir con el miedo a la muerte simplemente porque se tiene miedo a la vida.
(Fotografía de Karin Szekessy)
Qué acertada la última frase: "no se puede vivir con el miedo a la muerte simplemente porque se tiene miedo a la vida". Y no solo en el sentido de disfrutar de esta, sino en hacer lo que uno cree que debería de hacer y no hace.
ResponderEliminarAhí, ahí iba yo, Mikel, lo has captado estupendamente.
EliminarVida i mort són el mateix, un dels motius bàsics de la poesia.
ResponderEliminar...de la poesía, Helena, pero ¿también son lo mismo en el ánimo del vivir?
EliminarSuposo que sí, Fackel.
EliminarPero el ser humano siempre distingue por instinto entre vida y muerte, ¿no?
EliminarLes coses es poden veure de molts costats.
EliminarEn efecto, conviene verlas desde distintas perspectivas. Salut, Helena.
EliminarVivir hasta las trancas sin causar daños irreparables tanto a la propia naturaleza como a la ajena debería resultar garantía de una muerte biológica "divina". Esto se suele sentir en la madurez.
ResponderEliminarPena que nos hallamos convertido en un género tan enfermo y apenas si tenga valor aquello de morir con el mismo talante con que se vivió siempre y cuando mater fortuna otorgue amplios márgenes temporales....y si incluyera los culturales en el paquete miel sobre hojuelas. Pero somos tan necios y desagradecidos que nos hemos ganado cum laude tanta soberana estupidez, quizás ello sea origen de tanto temor y neurastenia al respecto.
Futuro no es sino Enigma, MJ.
EliminarHoy no me levanto con ganas de autoflagelarme.
La vida devela acción y el camino espiritual no es solo contemplación sino también dar y darse hasta que duela, un abrazo feliz!
ResponderEliminarHay mucho mito en el tema de la contemplación espiritual, obviamente.
EliminarEstamos abocados a dar y recibir (si sigo por este camino acabaré hablando de Amar.El diario de Daniel y Dar. El diario de Ana María, glup, dos hitos "formativos" de mi adolescencia)
Un día aprendí una lección: que la muerte no es lo peor que te puede pasar cuando vives y la amé.
ResponderEliminarNada tiene que ver este hecho con abstinencias y el descuento que supone envejecer...¡O tal vez sí?
La muerte es siempre peor, Pilar, por el mero hecho de que es también una frustración si se produce a edades en que aún se supone que nos queda por ver y hacer. En la ancianidad más avanzada es una necesidad.
EliminarA la pregunta no te sé responder, es muy de cada cual responderse. Un abrazo.