Hoy es siempre todavía. Nunca tantos adverbios seguidos definieron el presente de la vida con tal precisión. El proverbio de Machado me reconcilia con los efímeros adverbios de tiempo. Sin concesión a la soberbia y a la necedad en que nos enrocamos con la idea obsesiva de vivir solo para el futuro. Fortalece también el vínculo con los adverbios de lugar, todos aquellos matices que expresan el quebradizo espacio físico que ocupo. Más allá de los adverbios pienso que tampoco yerra Novalis: El mundo es la suma del pasado y de lo que se desprendió de nosotros. Me pregunto si lo que se ha ido desprendiendo de mí mismo poco a poco, entre adverbios de tiempo y adverbios de lugar, habrá sido provecho o despilfarro.
(Fotografía de René Groebli)
A veces parece que da igual, lo importante, quizás
ResponderEliminarcierta incierta sensación, casi nunca de gran valor, al menos durante la infancia de la vejez, una vez asumidas inconveniencias diversas tales como la devaluación social de la misma amen de aquellas de orden físico (lo intelectual entraría en dicho orden)
Me encanta esa expresión "la infancia de la vejez". No, si por dar largas a la vida, en buen estado, que por mí que no quede...
EliminarNo sé si esa pregunta es formulable o si solo enlaza en el tiempo el ayer y el ahora. Somos una cadencia natural que se va moldeando con integraciones y pérdidas, una meteorología inestable de nubes y claros... Por eso seguiremos preguntando.
ResponderEliminarPara responder en el mero acontecer de las preguntas. No es poca ni débil la condición humana, no, aunque a veces sea tan quebradiza y maldita.
EliminarHola! Lo primero de todo, amigo FACKEL, darte las gracias ¡cómo no! por haberte sumado al circulo de seguidores de ARQUETIPO'S.
ResponderEliminarA los numerosos lectores de este blog, por si les apetece darse una vuelta por
http://julianbluff.blogspot.com.es/
decirles que últimamente se ha venido hablando en ARQUETIPO'S de un magnífico cantautor estadounidense que se suicidó (y no es Elliott Smith), de la presunta inmortalidad del tiempo, de Michel Houellebecq, de la justicia ateniense y de otras muchas cosas a priori insustanciales pero verdaderamente importantes.
Confío en verles a muchos de ustedes por allí y que algunos, incluso, se decidan a comentar. No olviden que a los blogs, son sus lectores quienes los confieren fundamentalmente su personalidad.
Un abrazo para todos y mi agradecimiento al responsable del blog. ;-)
Todo lo que sea conocer, mantener mente abierta y generar opinión y diálogo será bienvenido por mi parte, agradezco este inciso tuyo. Salud y recorrido.
EliminarAmigo Fackel, más allá de una reflexión sobre el tiempo, discierno sobre la función del adverbio, que no es otra que complementar la acción del verbo. El verbo es la palabra, y puedo llegar a pensar que cuando la palabra se queda coja, no le va nada mal la acción del adverbio, no voy a decir que la utilización del adverbio signifique una pobreza del lenguaje o del pensamiento. La excesiva utilización de ciertos tiempos verbales va ligada a unas correspondientes modas, pero yo diría que va ligada a una cierta ideología. Hemos comprobado cómo el excesivo uso del gerundio inundaba los discursos autoritarios y fascistas, por ejemplo aquel titular de un diario franquista que decía "Estando pescando el Caudillo, aparecieron unos nubarrones..." o la utilización desaforada del tiempo presente que es propia de las ideologías en decadencia, y vemos cómo en los lenguajes frívolos de los medios de comunicación se sustituye el pretérito indefinido por el presente de indicativo, etc. Bien pues cuando estas cosas ocurren, acude el adverbio salvador y ahí están Machado y los hombres buenos.
ResponderEliminarUn abrazo
En efecto, la importancia de los tiempos del verbo, que además matizan personas y deciden sintaxis enteras de nuestras vidas. Pero por favor, que nadie se apropie del lenguaje y su fuerza. No porque los dictadores y su tanda de acólitos utilizara un tiempo más que otros nos vamos a achicar a dejar de usarlo si lo precisamos. Te pondré un ejemplo actual que me jode mucho: lo de burgaleses y burgalesas, chicos y chicas, ciudadanos y ciudadanas, vascos y vascas, catalanes y catalanas, etc. que se oye en abundancia últimamente por parte de personajes de la política. En las tomas de posesión de ayer y en la Castilla profunda se lo oí decir hasta a algunos del PP. Y eso que el vicio y la estupidez del uso os/as lo ha traído la izquierda, pero debe ser una izquierda poco culta y sí muy demagógica, porque si no, no lo entiendo. Más les vale a todos leer a Machado, León Felipe, Cernuda, y cuantos han creado lengua y expresión de entendimiento.
EliminarAmigo Fackel, también hemos oído "los miembros y las miembras" y tanto influyen estas memeces que ahora cada vez que digo "los vascos" me entra una quemazón urgente y tengo que acabar dicendo "los vascos y las vascas"
EliminarUn abrazo
Con lo difícil, costoso y gastador que es reproducir dos expresiones para decir una sola...Lo del ahorro lingüístico, que tanto trabajo costó en los idiomas, da un paso atrás con estas prácticas viciosas y de moda.
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