Hay días en que uno, de par de mañana, desea escribir y no puede. Porque no sabe, no se le ocurre, no le merece la pena recurrir a los temas habituales. Y entonces llega la tentación de poner únicamente oído a lo prudente. O de leer con cautela. O de respirar el aire aún frío de primavera y percibir nuevos aromas. Correrá el día y algo escribirá. Acaso se vaya al sueño a medianoche sin haberlo hecho. Pero no debe preocuparse por ello. Los sueños siempre escriben por él con sus renglones desordenados, pero ricos en sugerencias.
(Fotografía de Tomislav Peternek)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Quisiera saber el repertorio de los músicos y conocer a quienes consolarán sus notas.
ResponderEliminarEl factor sorpresa suele ser muy grato, por lo inesperado.
EliminarTal cual. Saludos llenos de sueños!
ResponderEliminarIgualmente, dormida o despierta, y muchas fantasías.
EliminarEn definitiva los sueños son los que hacen la tarea... y otro es el que se aprovecha :) Saludo.
ResponderEliminarBueno, creo que hay una complicidad mutua entre ambos. Saludos.
EliminarQué bello desarrollaste este post, Fackel. Esas sensaciones y percepciones estimulan la creación y disipan la preocupación.
ResponderEliminarUn abrazo anisado.
p.d. Estoy regresando de unos días de descanso y aquí andaré actualizándome con todas tus publicaciones que me había perdido.