"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 3 de marzo de 2015

Post scriptum: interrupción















Puesto que estamos atrapados en un espejo de sueños compartido, acerquémonos. Acerquémonos mientras el reflejo no nos traicione y confunda nuestras mentes. Mientras la atracción no se agote en nuestras miradas, ni las palabras lleguen a ser hastío al atravesar nuestra piel. Mientras tu rostro aún terso no sea herido por mis arrugas pronunciadas y esté a salvo la compostura del cuerpo. Mientras disfrutemos del paseo entre los arrayanes y bajemos a bañarnos a las calas acogedoras. Mientras soportemos nuestros aromas y no sintamos rechazo al rozarnos.  Mientras nuestros anhelos sostengan la precaria arquitectura que nos da refugio y la fantasía no nos niegue la capacidad de disolución mutua. En los juegos que alternamos, unas veces con descaro y otras a escondidas, hay tanto de aquella juventud que nos abandonó. Y en tanto tú...

Esto te estaba escribiendo, Safo, cuando has entrado este mediodía. He disimulado vertiendo la tinta y manchando de paso mi chitón recién estrenado. Tendré que rehacer el texto o tirarlo junto con la blusa malograda.



(Fotografía de Mimmo Jodice)


2 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no sabía de los arrayanes, hermosa palabra y delicado perfume que adormece si nos dejamos caer bajo su sombra en primavera.

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    1. Pensé haber puesto mirtos, acaso más propio de Grecia, pero arrayanes me resultaba más arábigo, de cultura más inmediata en nuestro pasado. Tal como dices.

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