Safo, amiga: bien saben las musas que jamás te disputaría las amantes. Y si alguna de ellas te ha ignorado no es por mi causa. Si han llegado a tus oídos comentarios insidiosos, no prestes atención. Si has visto pasar frente a tu casa una sombra acompañada que te parecía la mía, no concedas fiabilidad a la noche. Tú que escribiste en cierta ocasión: "Pues bello es quien es bello en cuanto a la mirada/ Pero también el bueno ha de ser pronto hermoso" no puedes rendirte a actitudes de ninfas poco maduras, ni dar crédito a palabras vanas, ni reconocer en figuras difusas personajes amigos. Modera, pues, tus celos infundados. No permitas que tu mirada extraviada desvaríe hacia el resentimiento. No hay mayor enemigo del amor generoso que la sospecha que castiga la libertad de cada amante. Mi experiencia me dice, amiga cantora, que no hay más alto grado de belleza que la que cabe en la bondad de un alma plácida.
(Pintura de Charles Mengin)
Celos y sospechas son una combinación fatal, una sentencia de muerte para el amor. Cuando asoma la sospecha, hay que echar a volar cuanto antes. Safo así lo haría.
ResponderEliminarCelos y sospechas que se activan cuestionan la personalidad emocional del individuo. Emociones e ideas no van diferenciadas: interaccionan las unas sobre las otras. Más vale curtirse en ellas. El individuo fuerte no es el que vive atemorizado y a la vez se apropia de otro a través de su mente. El fuerte es quien reconoce la libertad de pensamiento y acción de quienes nos acompañan, con cualquiera de nuestros vínculos, en esta vida.
EliminarSí, ante lo nefasto y opresivo hay que abandonar a tiempo. Gracias por entenderlo.