Alzaremos juntos el kilix y celebraremos el encuentro...No, esto no me gusta. Tal vez mejor: Al levantar el kilix brindarán los elementos con nosotros...Muy rebuscado. Acaso de esta manera: Los bordes de la copa son el perfil de tus labios...No, no, me mirarías con sorna, pues un verso de esta clase no debe declamarse ante otros ojos sino susurrarse a unos oídos. ¿Y esta otra manera? Libemos juntos hasta llegar al fondo del vaso. Demasiado precipitado, pues parece forzar un acontecimiento más que ratificarlo. Ay, Safo, amiga, estoy perdido. ¿Qué busco cantar? ¿Lo que siento con sinceridad o lo que me reclaman engañosamente las circunstancias externas? Siempre has dicho que no escriba para los demás sino para mí mismo. Yo ahora pensaba en halagarte a ti cuando debería únicamente pensar en la manifestación de mi propia naturaleza. Sé que siempre valorarás más que exprese, aunque sea de forma abrupta, lo que llevo dentro que pretender una construcción retórica y, por lo tanto, hueca. Aún debo aprender.
Permaneceré en un rincón escuchándote.
(Kilix del Museo de Delfos)
No sé si hago bien al tomar parte en ese diálogo a dos voces; pero el sentido de la escritura siempre es un tema que está presente en mi trabajo diario como escritor. ¿Para quién escribimos?, ¿Las palabras son simples vestimentas retóricas o tienen vida bajo su epidermis?. En fin, dudas al paso, y mi deseo de que ese viaje sea largo y provechoso, hecho de historia y vida. Un abrazo.
ResponderEliminarHaces bien en entrar en el diálogo o, si lo prefieres, en escuchar detrás de la puerta o en el rincón. Las preguntas están ahí, tal vez sean un bumerán: emisor y receptor la misma persona. Un abrazo.
EliminarA veces hay que libar "hasta llegar al fondo del vaso" antes de pronunciar palabra alguna.
ResponderEliminarCierto: y tocar la absorción.
EliminarPersonalmente esta noche me preocupa que me quieran quitar la palabra los botarates de turno. Ahí les tienes, tan insolentes.
"Permaneceré en un rincón escuchándote" es un hallazgo. Lo otro, lo previo, es un proemio, un aviso al discreto senado para que mejor aprehenda lo que sigue, la libación a esos dioses que son los lectores antes de la comida.
ResponderEliminarA veces, Bacon, tengo la sensación de que la vida no es sino un proemio que se prolonga hasta las canas y el encogimiento final. Pero mientras, libemos, extraigamos cierto néctar, nutrámonos como si alguna vez participáramos de un convite total. Gracias.
EliminarSiempre tenemos algo que aprender.
ResponderEliminarNo siempre es necesario libar para pronunciar palabra.
Tarde o temprano encontramos un estilo lo llevamos dentro.
Hablo por hablar.
Saludos.
Obviamente, se puede opinar sin haber pasado la experiencia equis. Aunque siempre me queda la duda de hasta qué punto nos aporta conocimiento de causa las experiencias ajenas o como nos llegan las experiencias de los demás. Y de acuerdo contigo en que antes o después algo destella que nos parece propio. Por eso pienso que hay que ejercitar, practicar, desenvolverse escribiendo. Yo lo tengo claro. Y no creo que hables por hablar, has sido sucinta pero precisa.
EliminarSigamos aprendiendo, sí. Un abrazo, Pluma Roja.
Ninguna experiencia ajena nos aporta sabiduría. Desgraciadamente la experiencia entra por la piel y he ahí la sabiduría.
ResponderEliminarUn saludo cariñóso.
Todo lo ajeno, ajenos, traslada y de alguna manera nos llega. Pero somos nosotros quienes quitamos esa parte "aliena" y lo convertimos en propio. Estamos hechos, no obstante, de los demás, aunque se catalice en cada personalidad.
ResponderEliminarUn abrazo.