Vive el país como sufrimiento. Desde su pubertad el hombre lo soporta porque se mantiene sobre el territorio de los afectos, y no de las traidoras entelequias. Sin embargo hay tanta gente que se identifica con mitos o se entrega a una religión... Son las salidas más simples a través de las cuales creen que se les garantiza la seguridad. La nación, un Estado, una creencia metafísica. O simplemente la tribu. Y en la actualidad, el consumo de objetos como fin en sí mismo. Siempre la delegación por la vía de los cantos de las sirenas. Él vive el país como tensión. En eso se aproxima con más conciencia a la realidad. La tensión existe por doquier. En las capas tectónicas, en los espacios siderales, en las relaciones humanas. Si se ha dejado afectar demasiado por la tensión y ha recurrido a las pulsiones para sobrevivir ha sido como recurso, pero cansa. El país cansa. Hacerse eco de cuantos desaguisados y desmesuras tienen lugar agota. Oír el vocerío mediático trastorna. No quiere ser anulado por la impotencia como efecto de la hipótesis de que cuanto tiene lugar es inevitable. No es un tipo de huir, territorialmente hablando. Últimamente va conociendo muchos casos de jóvenes y no tan jóvenes que emigran o lo intentan. La necesidad perentoria de buscar la vida. Últimamente escucha también expresiones tipo: si tuviera treinta años menos me iría. La gravedad del hastío. Él tampoco es de rehuir. Rehuir es ignorar y, sobre todo, vender el derecho de primogenitura que considera que cada cual lleva en sus genes. Tiene muy metido, además, que eso es peligroso. Pero a él su educación sentimental le puede. Le compensa, no tanto como mecanismo anímico sino racional. Puede y debe comprender el país, no obstante el maltrato. Es muy probable que la vorágine aparentemente autodestructiva del país no sea tal, y no piensa tanto en su vertiente política como en las conductas éticas. Entonces piensa o sueña o desea. Por ejemplo que en la sociedad se esté fraguando un magma que se manifestará con una orientación constructiva, no obstante la modalidad explosiva que tenga lugar. Si la energía transforma, piensa el hombre, hay que situarse en la órbita del cambio. Tantas veces se ha anhelado el cambio impreciso...Tantas veces se ha sucumbido a la frustración...Él debe desdramatizar. No ceder al lamento. Si no hay más que queja, todo es inútil. La peor manera de estar en esta vida.
(Escultura de Pablo Reinoso)
Ojalá no desfallezca.
ResponderEliminar=)
¿El ingenuo? No, claro. Es lo bueno que tiene la ingenuidad, que alimenta.
Eliminar