Si muero,
dejad el balcón abierto.
El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo.)
El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo siento.)
¡Si muero,
dejad el balcón abierto!
...abierto permanece, Federico.
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Yo denuncio la conjura
ResponderEliminarde estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva.
FGL
Si hoy viviera, el poeta tendría en cuenta nuestro entorno, sin referirse solo a New York, supongo.
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ResponderEliminarDicen que la poesía es la expresión del alma.
Yo saludo a Federico, desde el balcón de enfrente.
Ya somos varios los que lo hacemos. Gracias, Josep.
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