Parece que fue ayer. Todo era más apacible. Se veían las cosas de otra manera. La expectación iba de la mano de las ilusiones. Yo vivía en una pompa. Esta era muy grande y yo muy pequeño. Cuanto más grande era la burbuja de mi infancia más ilimitado me sentía. Luego, andando el tiempo, vendría el pinchazo inevitable y la marca inexorable de las limitaciones, nunca aceptadas del todo. Pero durante aquella semana del recién estrenado verano nos poníamos el símbolo de la fiesta y hervíamos en la emoción. Cuando la masa aún no molestaba y todavía no estaba mercantilizada la alegría. Todo era enorme para mi visión del mundo circundante y yo tan pequeño. Acaso viene de entonces que cuanto hacen los hombres me parezca insuficiente y que hasta los territorios más extensos se me representen diminutos. No obstante mi pequeñez.
Hoy no estamos todos. Falta el hombre mayor.
Tan pequeñito que estas.
ResponderEliminarLa alegría y todo hoy se escribe en 140 caracteres. El hombre se ha convertido en maquina.
Saludos
...e pur si muove, incluso sin la máquina, hasta para recordar.
EliminarUn abrazo.
Pequeño pero con perspectivas, dada su ubicación en la imagen. Eso prometía.
ResponderEliminarSí, estaba más cerca de las estrellas; no he llegado aún a ellas pero no me quejo, aún no estoy estrellado, y no es poco.
EliminarLa existencia es un camino de pérdidas; ir dejando sueños e ilusiones prendidos en las zarzas de cualquier itinerario. Nos queda la memoria y el aliento de seguir al paso. Abrazos.
ResponderEliminarDas en la diana: la pérdida define tanto o más al individuo que la posesión. Mientras nos quede memoria y búsqueda de claves, no está mal. No obstante, el escepticismo que se abre paso lentamente. Salud, José Luis.
EliminarTambién falta el hombre mayor en la fotografía de mi vida, el mismo que me enseñó a ser Persona, pero presiento que no anda muy lejos… me espera justo tras la esquina del tiempo. Hoy mismo… que ya soy más ayer que mañana.-
ResponderEliminarCon frecuencia están más presentes los desaparecidos (de otra manera además) que cuando su presencia viviente era cercana o atosigadora. Hay una larga mano, y ciertas fechas, fiestas y fotografías que convergen nos dan la medida de nuestro leal recuerdo. Gracias, Krust.
EliminarTodo sigue siendo tan grande... como el cielo
ResponderEliminarPor eso no debemos renunciar a seguir creciendo, Casilda. Hay mucho espacio por ocupar con bondad.
EliminarQuedan los recuerdos especialmente, bellísimo escrito.
ResponderEliminarSolo que los recuerdos no son un erial, sino un campo que aún da frutos. Gracias, Fedora.
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