Al abrir el libro que contiene todas las respuestas, el ácido del papel se ha descompuesto tiñendo de amarillo las páginas y disolviendo las palabras. Solo han quedado algunos puntos suspensivos y varias comas, como si de cerros testigos de un valle erosionado se tratase, y no pierdo la esperanza.
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El tiempo agrieta, desquebraja y amarillenta las hojas del libro de la sabiduría, disolviendo sus palabras... como sucede con los recuerdos de lo vivido. Precioso imaginario 88 Fackel. Un abrazo.
ResponderEliminarDebe ser. El tiempo, ese gran dictador.
EliminarMuchas gracias, eRRe.