Doy vueltas al perímetro de las murallas y su circunvalación se hace cada vez más agotadora. Cuando pretendo entrar en la ciudad los postigos han desaparecido, las murallas se han hecho más altas y las piedras muestran una grisura sucia. Por más que busco una rendija en la defensa no la encuentro. Me quedo pensando, inquieto, si será una ciudad de vivos.
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Si está duro, frio y manchado e inamovible ...... se considera rigor mortis en el racional estado de conciencia. Palabra de analista.
ResponderEliminarVaya, lo consideraré desde ese ángulo, grasias.
EliminarDesde esta, mi supuesta caverna Le deseo una serie de lindos sueños. Endorfinizan y ello resulta vital para la óptima oxidación.
ResponderEliminarY yo que creo que toda clase de sueños cumplen un papel positivo...(los deseos de la vida consciente son otra cosa, ¿más desasosegante tal vez?)
EliminarEstoy de acuerdo. Los terribles ponen alcohol en la llaga, luego indicio que uno anda llagado los segundos alegran la existencia
EliminarPa mi que los deseos son distinta cuestión, si los transformamos en simples aspiraciones pinta mucho mejor
Qué mente tan oscura y atormentada...
ResponderEliminar¿ porqué de vivos ?
ResponderEliminarLa respuesta está implícita, Miquel.
Eliminarsucede cuando andamos con ambajes para hacer o decir algo
ResponderEliminarun abrazo
Claro que sucede, más de lo que nos pensamos. Salud para todos.
EliminarEl final impactante, ¡y a partir de tan pocas líneas!
ResponderEliminarComo siempre: ¡joder...! Y que viva la economía de medios del filósofo para resumir todo un universo narrativo...
Larga marcha...por el desierto de los tártaros en busca de la economía de medios, no necesariamente mediática (buena falta le hace a ésta, que es un derroche de imbecilidad insuperada)
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