...no emitir palabra, no poder hacerla pública, no significa que no se haya construido dentro de la mente, y en el interior de cada individuo y en cada circunstancia más adversa la palabra conserva su calor, se soterra, se aferra a las células más protegidas, y aunque pugna por galopar se debate entre el razonamiento prudente que la sujeta y el clamor visceral que el odio procura, y solo la conciencia de un riesgo superior tira hacia las profundidades y la aletarga, sumiéndola en el espanto, porque lo primero es salvar la piel, o intentarlo.
(...en su abyección, los victoriosos, donde no pudieron hacer correr la sangre de sus hermanos, porque no les pareciera que aquellos otros menos comprometidos fueran acreedores del mayor castigo, pero sí que estaban muy próximos a haber merecido su derramamiento, o porque apenas había motivo, o porque una simple simpatía o familiaridad no justificara el acto más cruel, o porque se trataba de aplicar castigos ejemplares porque sí, decidieron adoptar también medidas simbólicas, y una de ellas rapar a las mujeres, pues humillar a las mujeres siempre ha sido más fácil para los energúmenos y cobardes, y que asumieran así ellas un gesto de la ignominia en su propia carne, y que tal aplicación figurase para el resto de sus días como un baldón para ellas mismas, mas los victoriosos especializados en el oprobio, cegados por la violencia y por el triunfo de la ignorancia una vez más, no podían comprender que en realidad las ensalzaban, reconocían su dignidad, si bien de poco les sirviera en aquel momento a las mujeres aterrorizadas, pero todo no acababa ahí, y no conviene fiarse de la supuesta benevolencia que puede parecer este acto menor, pues para muchas de aquellas mujeres afeitadas no fue sino el principio de la discriminación, un paso que dio paso a otras barbaridades y penurias, incluso sin seguridad de que no podrían recibir el golpe de la muerte en cualquier momento, y al contemplar la imagen de sumisión forzosa, al advertir el afeitado que parecía desposeerlas de derechos e identidades, las mujeres solo se rendían en su fuero más profundo al silencio y a la cautela, y privadas como estaban de decir siquiera esta boca es mía, porque la boca y las manos y el cuerpo y el destino pertenecían ya a los vencedores, les quedaba el flujo más recóndito de su pensamiento, que se manifestaba con palabras que pesaban pero que no podían emitirse, y si uno se fija en la fotografía de las cuatro mujeres de la entrada anterior, los ojos hablaban por ellas, los ojos caídos en el pozo de la injusticia atroz que se cometía con ellas, el hundimiento de unas miradas sin esperanza y la carencia de rictus alguno ya no de sonrisa sino de levedad o relajación en sus labios, y la fuerza que se consolidaba en las manos que se sujetaban una a otra para no perder el sentido del contacto consigo mismas, aunque el vencedor solo viera el gesto del sometimiento y de la resignación...)
(Paréntesis bis. Curiosamente viene hoy en El País esta información que tiene que ver con la oscura victoria y los victoriosos:
http://politica.elpais.com/politica/2014/04/01/actualidad/1396380702_183531.html, por si quedaban dudas de las barbaries, con testimonio de alguien no sospechoso de veleidades rojas)
http://politica.elpais.com/politica/2014/04/01/actualidad/1396380702_183531.html, por si quedaban dudas de las barbaries, con testimonio de alguien no sospechoso de veleidades rojas)
Gracias Fackel. Aunque son hechos que nunca debieran haber sucedido el caso es que hay quien dejó constancia escrita porque sí ocurrieron y horrorizaron . Agradezco esta entrada que me ha aportado datos desde alguien que vivió en primera persona semejantes salvajadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se agradece tu sensibilidad. Hay muchos testimonios de aquello, que, por otra parte, no fue una práctica exclusiva de los canallas de este país, sino extendida ampliamente por Occidente. Un abrazo, Sonia.
ResponderEliminarPor desgracia es así y vemos que por doquier ocurren cosas parecidas.Con la Guerra Civil española, almenos yo, noto como el cuerpo se me pone malo, cada vez que sé, cada vez que leo...y sé que es necesario no olvidar y que la historia se conozca. Me toca de cerca, lo cual no quita que me lleve las manos a la cabeza por la violencia e injusticia en tantos lugares, cuando veo lo poco que hemos aprendido... Gracias , saludos y una mirada que quiere tener una actitud de esperanza...
ResponderEliminarYa somos dos (somos más) los que nos ponemos malos con un tema cerrado a la bestia y en falso. A algunos nos tocó en siguiente generación, pero todavía con mucha densidad, por lo que no conseguimos librarnos de ella del todo. Simplemente con algunos reconocimientos, algunos gestos, mucha más información, más divulgación, una enseñanza en las escuelas o por televisión más justa y acorde a lo acontecido...pero ¿qué digo? Se ve que es pedir peras al olmo. Al final aquello se superará con nuevas generaciones que no tengan ya NADA ABSOLUTAMENTE que ver o vincular con aquel tiempo, o lo que es lo mismo, con el olvido total...siempre que el país mejore y se superen injusticias del presente, porque si no...De todos modos, no tengamos complejo, aquello fue muy fuerte, aquella represión antes-durante-después marcó a generaciones múltiples. Mantengamos actitudes dignas, Sonia. Conocer ya es una actitud, reivindicar a los que fueron tratados injustamente es otra, sacar conclusiones para no tropezar dos veces, otra más...etc.
EliminarEsa oscuridad y ese miedo no deberían olvidarse, y la postura tan extendida en nuestro país de mirar al futuro dando la espalda al pasado me parece incomprensible. Las salvajadas del franquismo se han tapado, primero por la represión, y ahora por un conformismo que raya en la estupidez diría yo.
ResponderEliminarSaludos.
No sé siquiera si se mira al futuro, al menos no sé si con cordura y con buena intención, vivimos muy al día y muy a lo tonto en muchos temas. Vivimos de lugares comunes, tópicos, falsas ideas...mientras los señoritos de siempre, ahora reconvertidos en ejecutivos "modernos" se creen que descubren el mundo y la historia. Y los viejos rictus permanecen. Mira hoy mismo la presidenta del PP de Madrid campando a sus anchas en una calle, fugándose de la poli municipal, etc. Solo le faltó decir: ¿Es que ustedes no saben quién soy yo? ¿O lo diría? Señor...
EliminarLo de esa mujer es increíble, pasa por encima de todo y luego va de víctima dando a entender que sólo es una pobre sexagenaria acorralada por la policía.
EliminarSi se me ocurre a mi parar en el carril bus, largarme antes de acabar los trámites, y derribar la moto para concluir la hazaña, acabo en la cárcel seguro. Pero claro, en su caso es una conspiración, seguro que Zapatero pasaba por ahí e instigó a los policías para que fuesen implacables con ella, y ahora que lo pienso, lo raro es que no se le haya ocurrido apuntar en esa dirección, es un cantinela de lo más socorrida.
Es una mentalidad la de esa señora que va en el sustrato de mucha gente de derechas de toda la vida, sobre todo en los más pudientes. Muchos siglos de patente de corso, de ellos encima y los demás debajo, una mala digestión de la democracia, una adaptación de esta a sus intereses...¿Qué te parece lo de convertir a la reina y los príncipes en aforados? Si ellos se sintieran ciudadanos no deberían aceptarlo, pero sigue la misma mentalidad faraónica y los chupatodo que gobiernan creen que así inclina la monarquía la simpatía por ellos, y acaso sea tal, y si gobernaran hoy por hoy los socialdemócratas pasaría otro tanto. Por cierto, Ana, ¿por qué ellos aforados y tú y yo no?
EliminarMe parece vergonzoso ¿acaso se espera otro escándalo de corrupción en la Corona y ya se están preparando?
EliminarLo de la sangre azul me suena a chiste, creo que se mantiene esa tradición ancestral porque un día se dijo que eran útiles para el país, por cuestión de imagen. Pero si son incapaces de dar la imagen impoluta que se espera de ellos, ¿que pinta ahí esa gente comiendo la sopa boba?
Creo que es una institución más que cuestionable, pero bueno, volviendo al tema del aforamiento, otro privilegio ancestral que debería desaparecer en mi opinión, o restringirse al mínimo, porque es la excusa perfecta para tapar los escándalos de los aforados ¿como podemos consentir que sean encausados por un tribunal que es el reflejo de la composición del Parlamento, que vaya, que casualidad, está compuesto precisamente por aforados?
Aunque tu o yo fuéramos aforados no nos serviría de mucho creo yo, porque nuestros amigos son electricistas, maestros, fontaneros … ninguno de ellos pertenece a un Tribunal Superior que nos eche un cable si nos da por delinquir.
Ahora que hay tantísimo paro, si a los ciudadanos de a pie nos diese por analizar todo el montaje de esta democracia “de postal” que tenemos podría pasar cualquier cosa, y es que el cinismo de esos que nos exigen es descomunal. Este tema es sangrante, te enseñan que la Constitución es la cúspide de la legislación, la norma suprema, y luego ves que el artículo 14 es pisoteado una y otra vez. Todo es paripé, parecer y no ser, es lo que abunda en todos los ámbitos.
Bueno, no me alargo más, un abrazo, Fackel.
No pierdas la esperanza...hay dos mil quinientos aforados, esto es un cachondeo...¿Tanto miedo tienen o tan mala conciencia de que todas esa gente obra o puede obrar mal? Ay, Política, cuánto te necesitamos como Ética además.
EliminarPD. Vaya, pues me has tirado por los suelos. Me he puesto a repasar si en mi entorno hay influyentes y no encuentro más que a amigos como los que citas.
Todo lo que comentas es objeto de debate y reflexión largo y amplio. Ojalá todos pensaran así. Desgraciadamente, muchos conciudadanos hacen planteamientos bordes, reduccionistas y de poco esfuerzo...y acaban pidiendo un caudillo, ya me entiendes. Un beso.
Otra vez al releer mi comentario veo que me ha salido muy seco, muy airada ando últimamente me parece, en cualquier caso gracias por el testimonio, un cariñoso abrazo!!
ResponderEliminarPues me parece formidable que te expreses como te sale, pues además te expresas con respeto y tolerancia. Y argumentas, como todos (bueno casi todos, jej) Yo soy de tierra áspera, así que te entiendo. Un abrazo.
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