Aprendimos a escribir las vocales con tizas.
Los primeros dibujos los trazamos con tizas.
Y las sumas y restas las erramos con tizas.
¿Cuántas letras y números borramos de la pizarra?
¿Cuántas veces hicimos el intento y cuántas corregimos?
El aprendizaje fue tantear y borrar. Empezar de nuevo y borrar.
Y seguir comenzando siempre.
Hasta que un acierto más nos confirmaba que íbamos por el buen camino.
Las tizas pergeñaron nuestros pensamientos iniciales.
Las tizas iluminaron nuestras expresiones más gráficas.
Borramos una y mil veces.
Recomenzamos una y mil veces más.
Hasta que la palabra fue nuestra.
Hasta que el cálculo fue nuestro.
Hasta que el paisaje pintado fue el que llevábamos dentro.
Hoy la pizarra está obsoleta.
Las palabras escritas en ella no se entienden.
La aritmética ni se ajusta ni se cumple.
Los objetos dibujados carecen de expresión vital.
Necesitamos coger de nuevo las tizas de colores.
De todos los colores.
Y aprender de nuevo.
Llevar a la pizarra el pensamiento vivo.
Hacer de la pizarra el espacio de la imaginación.
Convertir la pizarra en el lugar de encuentro constructivo.
Convocar en la pizarra al entendimiento y la razón.
Hemos crecido demasiado y nadie nos puede negar las tizas.
Aunque se opongan habrá que cogerlas.
La pizarra no puede esperar más.
Los primeros dibujos los trazamos con tizas.
Y las sumas y restas las erramos con tizas.
¿Cuántas letras y números borramos de la pizarra?
¿Cuántas veces hicimos el intento y cuántas corregimos?
El aprendizaje fue tantear y borrar. Empezar de nuevo y borrar.
Y seguir comenzando siempre.
Hasta que un acierto más nos confirmaba que íbamos por el buen camino.
Las tizas pergeñaron nuestros pensamientos iniciales.
Las tizas iluminaron nuestras expresiones más gráficas.
Borramos una y mil veces.
Recomenzamos una y mil veces más.
Hasta que la palabra fue nuestra.
Hasta que el cálculo fue nuestro.
Hasta que el paisaje pintado fue el que llevábamos dentro.
Hoy la pizarra está obsoleta.
Las palabras escritas en ella no se entienden.
La aritmética ni se ajusta ni se cumple.
Los objetos dibujados carecen de expresión vital.
Necesitamos coger de nuevo las tizas de colores.
De todos los colores.
Y aprender de nuevo.
Llevar a la pizarra el pensamiento vivo.
Hacer de la pizarra el espacio de la imaginación.
Convertir la pizarra en el lugar de encuentro constructivo.
Convocar en la pizarra al entendimiento y la razón.
Hemos crecido demasiado y nadie nos puede negar las tizas.
Aunque se opongan habrá que cogerlas.
La pizarra no puede esperar más.
Me gustan tus tizas y lo que escribes con ellas
ResponderEliminarHabrá que usar la pizarra, sí, borrar y escribir de nuevo para reconstruir.
¡Un buen día 14 de abril!
La pizarra está para que todos escribamos en ella. Habrá que usarla, tal como dices muy oportunamente. Un abrazo.
Eliminarno había caído en que podría haber tizas republicanas.
ResponderEliminar¿Sirven para borrar o recolorear el pasado? de eso habla el poema.
Las tizas son siempre tizas. Las escrituras son siempre escrituras. Los colores son siempre colores. Las intenciones son siempre intenciones. El pasado es el pasado. El hombre es el hombre. Lo que tenemos que hacer es reaprender de una republicana vez, jaj. Un abrazo.
Eliminar¡Salud y República!
ResponderEliminarLo comparto en Facebook.
Bien hallado y bien encontrado en el camino que nos señaló Don Antonio. Gracias.
EliminarEl chirrido de una tiza arañando la pizarra también puede resultar sumamente desagradable, salvo que lo expuesto en el encerado tenga la suficiente enjundia como para permanecer en la memoria de quién lo observa: pueden aplicarle el borrador cuantas veces deseen, los profes, no olvidarán tan fácilmente esa "cultura que con tiza entra", los alumnos...
ResponderEliminarCalla, calla, que yo siempre llevé muy mal aquellos chirridos. Que por otra parte, se producían casi siempre cuando el maestro estaba de mala leche. O el alumno andaba dubitativo y temeroso. En el encerado hay que escribir la enjundia y aplicarnos todos. La vida o es un constante aprendizaje o es la rendición del individuo. Que cada cual elija. Hoy no puedo sino acordarme enternecidamente de Antonio Machado. Maestro que aún me nutre, aunque fuera traicionado por alumnos podencos y crueles.
Eliminar¡Salud y república, amigo Fackel!
ResponderEliminarDeseos vinculantes que pongo también en tus manos, PPan. Viva Machado.
EliminarÓle ahí, si Señor!! Colores. Como la explosión floral que nos inunda. ¿la ha visto?
ResponderEliminarA mi casi cada cosa me recuerda una canción ( I can't help-it jajja) y rápidamente me vino..
Tizas de colores
zapatos nuevos..
(Sha-la, la-la-la-la, shalalá...)
Puede buscarla. ¿de nombre? "Shalalá"
Brindo por los abriles, catorces, quinces y veintinueves!
(Y por las briznas de esa alegría arcoiris).
Ya ve, acaso también aquí se muestre lo sagrado y lo profano, y yo sin enterarme; simplemente, pendiente de os colores.
EliminarY tras esas tizas, querido amigo, una mano libre , culta y crítica que sepa que lo comunitario es un esfuerzo de todos en el que todos estamos implicados.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Nunca me cupo duda de ello, José Luis. No me lo enseñaron, tuve que aprenderlo a contrapelo de aquel tiempo y de aquellas circunstancias, donde el esfuerzo comunitario solo estaba bien visto como esfuerzo de bueyes uncidos que se movían a golpe de vara. Siempre aprendiendo nuevamente. Gracias por comentar,
EliminarSuperar el chovinismo y el universalismo acrisolado parece una tarea imposible, pues son los residuos ideológicos que configuran nuestra raigambre anímica, las personificaciones totémicas. Tal vez, a causa de esa necesidad de encarnar un sentido heroico en la historia, sus grandes significantes, la insignificancia de los significados, la erosión de lo concreto, todo eso que goza de una vitalidad absoluta. Pero hay mínimos, límites que permiten amortiguar los niveles de sufrimiento, estimular la banalidad y alcanzar cierta armonía en lo social que nunca puede ser justa para todos. En resumen, necesitamos misiones trascendentales porque nos aburrimos demasiado. Por eso es imprescindible complicarnos la vida hasta extremos delirantes. Para colmo nos figuramos vivir en la importancia más ajena; sea el futuro que dejamos, la actualidad, el sufrimiento colectivo, el ejercicio soberano de la opinión, la fastuosa ostentación de riquezas, la libertad sin objeto y hasta los derechos humanos.
ResponderEliminarNo obstante, ¡qué rulen esas tizas!
¿La canción puede ser "The Shirelles - Baby It's You"?
http://youtu.be/yO-zgqp1kQQ
NO hay tarea imposible. El universo no se detiene, y nuestra cultura (y otras) siguen un curso imparable y acaso desconocido. Hay residuos, hay temas pendientes, hay anacronismos en vigor y otras posibilidades vigorizantes que tal vez nunca vean la luz. Particularmente siento espanto por las misiones trascendentales, si tomo como referencia las que las diversas civilizaciones han situado como pseudoobjetivo en todas las épocas.
EliminarPor cierto, mi texto tenía poco de épico y sí se trata de una suerte de reflexión metafórica. Un pequeño homenaje que me place.
Desde luego, Fackel, no me refería a su texto. Como sabrá, acostumbro a desviarme de la cuestión central para tirar piedras al estanque, o a la ciénaga, según convenga.
EliminarGracias por seguir regalándonos sus letras. Yo las disfruto mucho.
Buenas tardes
Los círculos concéntricos que se generan en un estanque, curso manso de río o ciénaga son fascinantes. Son imágenes de infancia que me persiguen, no sé si por el carácter de juego o por la geometría naciente. Estanque o ciénaga, qué más da. Agua contenida, al fin y al cabo, ¿no?
EliminarSeñor del Perihelio: Creo que cuando le revele el Shalalá al que me refería, nos reiremos todos juntos porque el mío era mucho mucho más vulgar -lo confieso-:
Eliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=zT467hSJO9A
(¿que les parece?)
El suyo es divino y también lo conocía pero la frase que me saltó instantánea fue:
Tizas de colores..y proviene de un filósofo muy mundano ( risas) no apto para amantes de gatos- lo se porque a muchos les resulta chabacana, pero el disco " Vestidos de domingo" me parece genial.
(Fákel, no se crea, era sólo por lo de las tizas de colores.. cosas que nos hace nuestro cerebrito. Cariñosamente.
Inés. Nada de lo que produce asociación de ideas -llámese tizas o tizones- me es ajeno.
EliminarCon las tizas hemos ido escribiendo la película de nuestra vida...
ResponderEliminarBesos.
Incluso cuando ya no las manejamos para nuestros primeros saberes, cuando las hemos vuelto a tomar para enseñar o hacer que otros, nuestros hijos, aprendieran a arrancar. Y seguirá.
EliminarNB. Las tizas no deben hacer que olvidemos los pizarrines.
En mis muchos años de maestra, tizas , pizarrines, làpices, papel...
EliminarReivindicación de los modestos materiales. No sé si pervivirán o serán sustituidos por los nuevos soportes. Yo no querría verlo, eh.
EliminarSigo utilizando las tizas en clase y sigo urdiendo palabras, y explicando el trazo indeleble que las une a nuestra mente. Tozudamente.
ResponderEliminarYa sabes que quien urde palabras acaba pereciendo en el tejido de la propia sintaxis, pero es el camino, y yo agradezco que transmitas tu experiencia. Los recursos tozudos pueden ser útiles en tiempos líquidos, ¿verdad?
EliminarAun a riesgo de perecer, somos sintaxis; y si en ella hemos de sucumbir, será sabiendo que no es en soledad, sino en compañía de infinitos sintagmas. Algunos de ellos, sublimes.
EliminarCiertamente, la tozudez, que no es más que praxis, es útil. Aunque sólo sea durante los minutos que dura una clase, entre marejada y marejada.
Los profesionales de tu estirpe merecéis toda mi admiración.
EliminarUn texto sencillo y comprensible. Aunque hay quienes, más próximos a la simpleza que a la sencillez, utilizan una parabólica complejidad para exponer lo que quieren decir: nada.
ResponderEliminarA veces el sentimiento habla más que la encumbrada racionalidad. No sé si es más acertado, pero sí más auténtico.
EliminarBonitos colores los de las tizas de la imagen, creo que llegaran tiempos en los que esos colores nos llenen de orgullo, no será pronto probablemente, hay mucha suciedad en el ambiente y sería una pena apagar su colorido, brillaran cuando el cielo esté más despejado.
ResponderEliminarPues ¡venga, vamos a despejarlo entre todas y todos!
EliminarAna, coincido contigo: no llegarán pronto. Tienen que ser deseados y conocidos con amplitud social, exigidos mayoritariamente, como aquella vez. Depende de la madurez colectiva y ésta avanza como la tortuga.
EliminarLoam. Si dependiera solo de la voluntad y voluntariedad...Lo que está en marcha es un lavado de cara (con abdicación del actual egregio) Todo funciona como la moda, la publicidad, la apariencia. Aunque habrá que recurrir a aquel refrán: "Mismos perros..." Me gusta discernir entre la realidad y el deseo, a lo Cernuda. Aunque quién sabe, si luego el azar no interferirá en las realidades, los deseos y el signo de los tiempos.
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