"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 24 de marzo de 2013

La libertad de morir (Cernuda)



Hay momentos en que uno necesita parar y dejar de ser. En que debe omitir su presencia, guardar sus palabras en el rincón del silencio y pensar: ya está todo escrito. Aquella peregrinación casual a la casa del poeta no fue de menor valor que las que los observantes de las religiones realizan conforme sus preceptos imponen. La diferencia es que esta búsqueda de una huella física no le otorga más fe a uno (también lo sentí así en mi homenaje al tuberculoso de Praga) En todo caso, más severidad: qué poco sabes de mi poesía, escuché decir a una voz secreta en aquel zaguán sevillano. Tiempo el presente que vivimos con poetas emergentes y jóvenes (sus leves  cantos de sirenas incipientes) Tiempo el nuestro en que el poema no se divide entre lírico y épico (acaso nunca la división fue tajante) Sino que el poema expresa, como el ejercicio matinal o el desenlace de placer nocturno y solitario, la sangre de cada individuo. Aunque solo le sirva a él mismo. Pero hay un puñado de poetas imprescindibles. Unos cuantos que, aunque no escribiéramos nosotros para practicar el experimento que nos pide el ritmo de las palabras bullentes, hablarían con nuestra voz. Porque en su momento la voz de esos poetas fue total. O llegó a la necesidad de las gentes como un rayo. Hay momentos en que hay que leer ¿solo? a esos poetas y concluir: lo acabo de escribir (aunque me engañe) 






16 comentarios:

  1. Por eso el poeta siempre vive, aunque la muerte exista. Porque para vivir, hay que morir. Y sólo se muere viviendo amando.

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    1. Has prolongado, tal vez sin quererlo, el poema de Cernuda o al menos el espíritu del mismo. Por que las escrituras se extiende a través de nosotros, sobre todo aquellas que nos dicen y nos hacen vivir. Gracias.

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  2. Me quito el sombrero, Fackel. Es una reflexión para la que me sobra cualquier adjetivo. Alguna vez así lo he sentido, tal como tu lo dices aquí, con impagable belleza.
    Salud

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    1. Es que un poeta como Cernuda (grande entre los grandes) permite llenarse vida: objetivo de la poesía, de la expresión, de esta complicidad también entre blogueros. Salud siempre.

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  3. Qué gran poeta Cernuda, es uno de mis favoritos. Este poema no lo conocía y me ha encantado.
    Un placer pasear por tu espacio.
    Abrazo

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    1. Bienvenida, pues, a mi club imaginario de los cernudistas.

      Eres bien acogida en este espacio, Eau-Euria-Idoia.

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  4. Menos mal que hay poetas que saben decir lo que los demás no sabemos expresar.
    Por eso al leerlos el estremecimiento nos recorre.

    Abrazos

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    1. Pero, ¿a que nos contagian favorablemente, Isabel? Y letras como esas nos alientan para practicar nosotros.

      Abrazos.

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  5. Hay poetas que mecen la cuna de nuestros versos
    con su sombra fabricamos la tinta de nuestra inspiración.
    Un saludo.

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    1. Con su sombra, Camino, bien dices, y mira por donde la sombra del buen escribir se convierte para nosotros en luz.

      UN abrazo.

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  6. Vivimos buscando la libertad y sospecho que sólo la encontraremos en su forma más pura cuando la muerte nos visite, y aún asi (suponiendo que existamos en un plano no físico)probablemente seguiremos atados a las personas y sentimientos que envolvieron nuestra vida. Ambiguo concepto el de la libertad, al final somos libres de escoger nuestras ataduras, hermosas ataduras si son nuestra elección. Es fascinante este tema que nos propones, daría para muchas horas de razonamientos, es un placer leerte Fackel, un abrazo!!

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    1. No tiene mérito. Muerte, ¿dónde está tu victoria?, se preguntaba el cerebro gris del cristianismo primitivo. No es la muerte la que proporciona libertad, puesto que ésta solo puede ser hija de una vida consciente, saludable y disponible en la mayor amplitud posible. Otra cosa es que la nada nos libere del crudo compromiso de la vida y de sus terribles precios en sufrimientos. Pero la liberación por la privación no me seduce.

      Por otra parte, eso de la existencia en otro plano no físico es suponer con imaginación y ahí se queda. Y perdona que te lleve hoy tanto la contraria, pero estoy muy NO. Es la inconsciencia la que nos conduce a escoger las ataduras. ¿Vivan las caenas? Qué horror.

      Tema largo y a veces puro sofisma. Buena noche, Ana.

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  7. No me pidas perdón por no compartir mi opinión, al contrario, lo que dices es muy cabal, supongo que hablar de liberarse al morir es un razonamiento de locos, y no se puede hablar de la muerte con tanta ligereza.
    En cuanto a lo que dije de las ataduras que escogemos libremente, me explico mejor, soy madre de una niña de 5 añitos, que es el motor de mi vida y a la que dedico feliz la mayor parte de mi tiempo, me ata en muchas ocasiones pero es una cadena o lazo de seda, no volvería a mi vida anterior a ella por nada del mundo. Como bien dices la libertad puede ser puro sofismo, y admite muchisimas interpretaciones.
    Te deseo un buen día, ando ajetreada con reformas en el piso y apenas me pongo al ordenador, pero siempre es agradable entrar en tu blog, un abrazo!!

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    1. Disentir es parte del diálogo y del debate en general, y muy saludable, jaj. Respecto a tus tareas materno filiales...considéralas desde el ángulo de las satisfacciones, aunque te ate. Es parte del terreno de las decisiones ylas elecciones, creo.

      Un abrazo.

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  8. Porque ignoraba que el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.Cernuda
    http://deseosyquimerassociedadilimitada.blogspot.com.es/2012/01/porque-ignoraba-que-el-deseo-es-una.html
    Adoro a Cernuda.
    Gracias por pasarte por mi blog Fackel. Feliz día

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    1. No decía palabras,
      acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
      porque ignoraba que el deseo es una pregunta
      cuya respuesta no existe,
      una hoja cuya rama no existe,
      un mundo cuyo cielo no existe.

      La angustia se abre paso entre los huesos,
      remonta por las venas
      hasta abrirse en la piel,
      surtidores de sueño
      hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

      Un roce al paso,
      una mirada fugaz entre las sombras,
      bastan para que el cuerpo se abra en dos,
      ávido de recibir en sí mismo
      otro cuerpo que sueñe;
      mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
      iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
      Aunque sólo sea una esperanza
      porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

      Qué gran poema, Ana R. Ya veo que lo tenemos de culto, a Cernuda.

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