viernes, 7 de octubre de 2011
el alma del caminante
“Atravesándolo a pie, el hombre transforma el espacio geográfico en morada dominada por él.”
Iván Illich. Energía y equidad.
Un hombre camina. Es el alba, todavía velado, y anda pegado a la pared. Utiliza calles secundarias, a ser posible oscuras. Trata de permanecer al margen del control de las cámaras de vigilancia. Cuando percibe la luz de algún vehículo se pega más a los muros o se introduce en algún portal ocasionalmente abierto. Luego continúa su ruta con prudencia. Se desplaza siempre en guardia. Teme ser observado. Tras una ventana ha visto una sombra que se retira con urgencia. Advierte una figura que dispara un flash. Enseguida se presenta un coche de la policía antipeatonal y le da el tiempo justo de ocultarse. Los agentes de la policía antipeatonal son rigurosos e inflexibles. Fichan enseguida a los caminantes osados. Las leyes han convertido de facto al paseante en una especie a extinguir. Y el Estado ha proporcionado los elementos coercitivos precisos para que la ley se cumpla. Ya no legislan diputados sino el Gran Consejo de Fabricantes, en el seno del cual el sector del Motor y Transporte se manifiesta como uno de los holding más influyentes. Han hecho leyes y normas de circulación dirigidas íntegramente a favorecer la circulación rodada. Sólo se permite caminar a los ciudadanos en un radio pequeño, justo en recorridos a través de los cuales la gente alcance pronto un supermercado cercano. A los niños se deja que se acerquen acompañados si el parque está próximo a su domicilio. En el parque el mobiliario de los juegos simula automóviles, aviones, trenes de alta velocidad. Si es la primera vez que cogen a un ciudadano caminando le aplican sanción meramente administrativa, pero económicamente onerosa. Si la acción es repetida se le aplica la ley penal. Decidir la aplicación de la ley penal provocó discrepancias al principio. Pero en nombre de la creación de los puestos de trabajo, del consumo de carburantes y del combate de la inflación se resolvió que tenía que ser más implacable. También se persigue de modo muy punible a cuantos ciudadanos extiendan rumores sobre los niveles de contaminación. El hombre sabe que va a tener difícil el recorrido. Que conseguir salir de la ciudad por su propio pie puede ser dificultoso y sumamente arriesgado. Pero no menos que intentar cubrir los escasos cuarenta kilómetros que le separan de la ciudad vecina e intentar entrar en ella. Hace años que las ciudades están blindadas al acceso peatonal debido a la tupida red de rondas y autopistas que imposibilitan ser cruzadas a pie. Hay bandas organizadas para ayudar, a cambio de ciertas cantidades de dinero, a los viandantes que han desafiado las leyes a entrar o salir de las ciudades, pero muchas de ellas son señuelos de la policía para atrapar, incluso en los límites, al individuo arrojado que se ha lanzado desesperadamente a la aventura. El hombre se lo ha estado pensando durante bastante tiempo y no ha querido renunciar. Bípedo se ha sentido toda la vida y no desea pertenecer a la nueva condición de la especie, que renuncia a sus extremidades. Ser bípedo le ha permitido sentirse siempre libre. No podría entender la libertad de otra manera, aunque los fabricantes de medios de transporte hayan instaurado su nuevo y supuesto reino de la libertad a través de la biblia de la publicidad dogmática. No puede entender la contemplación del paisaje sin practicar lo que le enseñaron desde niño: a caminar, a parar cuando deseara y a contemplar la naturaleza o las ciudades históricas cuando le complaciera. Recuerda con nostalgia los largos paseos con su padre primero, con los otros chicos de la escuela después. Para él, renunciar a sus pies es renunciar a su pasado. También a su libertad. También a su alma. ¿El alma de un niño? El alma de un ser que dice no.
(Para Stalker)
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great blog!:)
ResponderEliminarMuchas gracias, maestro
ResponderEliminarseguimos caminando, con desesperada alma de niño, con la mirada en llamas...
ahora más que nunca...
un abrazo fuerte!
Conviene cercenar las bases, los pies, al menos le quedan los recuerdos, de momento; aunque seguramente la cabeza ya estuviera manipulada. Besso.
ResponderEliminarThank you, Rory. Visit the blog whenever you want.
ResponderEliminarBien, Stalker. Y preguntándonos siempre: "por qué esto...por qué lo otro..."
ResponderEliminarUna vida por delante, ya verás.
Pero sigo pensando, Stalker, en el olvido de Illich por nuestra parte. Hace años supuso algo entre los renovadores pedagógicos. Pero el sistema que se ha recompuesto por los caminos que bien sabes no quiere saber nada de sus heréticas teorías.
ResponderEliminarEn fin.
Cuando se cercena una parte del cuerpo, Emejota, se ataca toda la integrifdad y armonía del mismo. Y la alteración de la especie es un hecho en marcha y muy incierto.
ResponderEliminarPor mi parte, sin ser un fundamentalista de la caminata, hago lo que puedo para que con mis pies entre, salga, me cuele y repose.
Buen sábado grato y entretenido para ti.
Abrir la puerta y salir a caminar ha sido para mí muchas veces un acto inmediato de afirmación y libertad.
ResponderEliminarEs un verdadero placer descubrir tus letras. Sé que volveré.
Saludos.
Bienvenida, Luz/Diana. No abandones esa práctica. No dejes de perseguir la libertad, la autoafirmación y tu propia estima.
ResponderEliminarGracias por pasarte.