"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 9 de septiembre de 2011

Cuarteto


Supón hecho a tu gusto el mundo; y al fin, ¿qué?;
supón leído el libro de la vida; al fin, ¿qué?;
supón que has realizado cien años tus deseos;
supón que te quedaras otros cien; y al fin, ¿qué?


Cuando las respuestas son las preguntas, ¿qué argumentación puede hacerse a continuación? Hay algo de alfa y omega, o mejor dicho de aleph y ya, en este rubaiyat de Omar Jayyam. Este cuarteto no está tocado por la tradición monoteísta de ninguna de las culturas del Libro. Va más allá de ellas y más acá de nuestro envoltorio de ficción. Su escepticismo laico resulta más moderno que cualquiera de las ideologías y religiones que pretenden ponerse al día sin lograrlo. Y si lo lograran solamente serían nuevas máscaras sobre viejas figuras. El cuarteto, el rubaiyat, seguirá teniendo vigor. Y más autenticidad, más verdad, más eficiencia. Qué gran enseñanza y qué sabiduría tan humilde. Desdén del afán desmesurado por las vanidades y los orgullos cotidianos. No precisa de las alharacas de los discursos de autoayuda tan en boga hoy día ni de los malos remedos de las filosofías orientales. Ese al fin, ¿qué? tiene más carga de profundidad en su sencillez que ningún sermón de la montaña ni ninguna promesa de mundo feliz ni ninguna ostentación publicitaria. Brindo por ti, humano Jayyam.




(La fotografía es del texto en árabe del rubaiyat que aparece en la edición de Hiperión, colección Poesía Hiperión)

6 comentarios:

  1. Y al fin fin. Se supone que lo importante es la manera de llegar al fin, y todo fin implica un principio y ¿al fin que? Beso.

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  2. La respuesta es siempre la pregunta. Buenas noches, EmeJ.

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  3. Supón que te acabas de enamorar y que estás esperando volver a ver a tu amada/o, es el principio de una pregunta: ¿seré amado?

    ¿Crees que existe el fin?

    Incluso en las rupturas hay la posibilidad de un nuevo encuentro.

    saludos

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  4. humano...... demasiado humano! dirìa Nietszche, hay veces que constatando que la vida -es solo un momento- inmanente podemos vivir la dimensiòn terrena, ya habrà tiempo para trascender, o no?
    un saludo
    me alegro de poder volver a leerte, luego de un perìodo desconectado de la red y los blogs.
    P.s estoy preparando un post inspirado a nuestro amigo K Kraus, ojalà sea de tu agrado.

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  5. Jordi, un ejemplo muy ilustrativo. Es probable lo que dices. Creo que en casos así, antes lo que más interesa es percibir señales.

    Me alegra tu paso, nada frecuente por otra parte, por esta pequeña llama krausiana. Un abrazo.

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  6. Blas, tampoco me interesa demasiado la supuesta transcendencia. Soy un ser de pequeños logros, efímeros y de corta distancia. No debemos perder la referencia de las cosas a cierto plazo, siquiera para estimular el hecho de vivir, para creer que nuestro paso por el mundo tiene algún interés, pero tanto trastear y agitarnos...y después, ¡qué!

    Veo tu post, lo miro más despacio, te diré.

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