"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 20 de enero de 2011

Martirio vencido


Es la hora del cumplimiento del castigo. Sin contemplaciones. La turba mira, se tensa, vibra, exige. ¿Por qué la ejecución de la pena demanda siempre la presencia de espectadores? ¿Tan débiles son los legisladores que necesitan el refrendo de la chusma? El aire, detenido. Cesan los murmullos. Suena un silbido visceral por encima de todas las cabezas. Se vacía el carcaj de sombras. Pero las armas se desactivan antes de dar en la diana. Los arqueros no comprenden. La amazona de nieve se distiende y desvía el ataque. Nada le roza. Nada le vence. Nada le cambia. Serena desnudez. Su ausencia de aflicción desarma a los verdugos. La condenada exhibe una seguridad apacible. No ha reconocido culpa alguna. La que debía morir no muere. Concentra sus fuerzas en un leve y orgulloso escorzo. Toca el arbusto y lo nombra. Lo acaricia y le habla. ¿Qué le transmite? ¿O qué toma de él? No admite jueces ni sayones. Expuesta a mil saetas no perece. Extensión del gesto. No traza con sus brazos y sus piernas una cruz sino que brinda por el cuerpo y lo erige como templo. La cruz fue inventada para negar el cuerpo. ¿Qué mayor silencio del cuerpo que quitar la vida? ¿Qué mayor triunfo de la vida que defender el cuerpo? Coraza de empecinada resistencia. Extinción del martirio. Los agresores se vienen abajo. Los soldados huyen. La ley quiebra. Los sacerdotes se esconden. Lo frágil no es la luz.




(Fotografía de Diana Blok)

7 comentarios:

  1. ¿El alma? ¿El cuerpo? ¿O eran la misma cosa? Muy bonito.

    ResponderEliminar
  2. Mucho más que eso se pretende, Raimon. La disociación alma-cuerpo está superada hace tiempo. Permanece en las metáforas de la literatura, y uno busca fundirla.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Lo frágil no es la luz.

    Qué manera tan indirecta y delicada de decir que los verdaderamente débiles y pusilánimes son los tenebrosos. Aunque exhiben su fuerza son los que carecen de fortaleza.

    ResponderEliminar
  4. Así, es, lo has captado, Anónimo. Fuerza y fortaleza son dos sustantivos que pueden decir lo mismo y a la vez ser diferentes. Un sutil matiz los distingue. Pero un matiz interior, sobre todo, no meramente oral.

    Gracias por pasar.

    ResponderEliminar
  5. ¿Lo clásico era aquello que no se podía mejorar?

    ResponderEliminar