"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 27 de noviembre de 2010

Geometrías invariables, 2



entiende los exabruptos del poeta, los exabruptos son siempre expresiones reflejas, suelen decir mucho aunque suenen mal, aunque haya excesivo contenido visceral en ellos, y eso no está bien visto por las reglas medias del juego social, los oyentes no quieren escuchar las frase tónicas, sólo aceptan los exabruptos si proceden de los personajes, porque los personajes son siempre una recreación, pero no se acepta fácilmente, en cambio, que las frases fuertes procedan de individuos como cualquiera de ellos, los personajes siempre se sitúan más lejos, y sorprendentemente, sin embargo, siempre hay una identificación en la distancia, una especie de observación modélica, a muchos individuos de nuestro entorno les pasa, gustan de tomar como referencia a los personajes, proyectan en ellos lo que les falta o sitúan un alcance donde no llegan, e intentan recibir de vuelta la fantasía de una suerte de logro, no importa cuál sea la forma que ese supuesto logro revista, basta con creer por un tiempo en que es posible obtener lo que no se tiene, así se opera como una especie de bumerán que retorna al lanzador de los miles de lanzadores de la tribu, porque la pieza cobrada no es luego tangible, eso es lo que pretenden muchos de nuestros socios tribales, ser alguien a través de los ejemplos ilustrativos, ruidosos, aceptados por el conjunto de la vaciedad colectiva, nada nuevo por lo tanto, siempre los héroes fueron la referencia recurrente de los humanos rebajados interminablemente en su condición, pero ahora los héroes ocultan su rostro tradicionalmente épico con otros rostros acordes a lo átono que rige en la tribu, no es que esos modelos actuales estén carentes de violencia o de simbología de poder o de muestra de posesión de bienes, es que la ofrecen de modo sibilino a quienes no tienen nada, se requiere por lo tanto lo sibilino, lo encubierto para que modelo y miembro de la tribu se guiñen, se seduzcan, en un intercambio donde sujeto y objeto es sólo uno, el individuo tribal que debe entrar en el juego mercantil hasta las últimas circunstancias exigibles, hasta lo exhaustividad, y es por eso que a él le han gustado tanto estos versos y otros versos de Luca, el poeta suicida, uno más de los poetas suicidas, hay tantos que casi podría decirse que es una consagración exigida para un poeta ese acontecimiento supuestamente decidido de quitarse la vida, solo que de Luca el mérito reside en que se mató de una vez por todas a la quinta tentativa, trato de suicidarme, dijo, escribió, conteniendo voluntariamente la respiración, eso dejó en su último poema, creo, y luego fue la mano del Sena la que le permitió cumplir su último deseo, voraz y turbulenta especie de regresión al origen, y son esos y más versos que desarbolan la experiencia de vida y dolor asociadas en el poeta los que a él le deslumbran, sobre los que se para y vuelve con lecturas consecutivas, desiguales, y en cada nuevo pase por los poemas, en cada descenso lento y siempre más profundo, él se ve tocado de algún modo, tal vez se trate del método, tal vez sea el desparpajo blasfemo con que el poeta lacera su vida, o acaso la vorágine conceptual que es reflejo del poeta, así como es reflejo de él la agitación cotidiana que de manera callada le demuele, con harto arañazo, con fuertes vaivenes, y esa lucha de conceptos buscan el cauce de las palabras no para adornarlos sino para hacer viable un desentrañamiento que le diga algo más sobre sí mismo




(Fotografía de una composición visual de Bill Viola)

7 comentarios:

  1. me admira tu fecundidad, hermano

    sigo el rastro de migas

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  2. Leo y releo, procurando no morir en el intento y que el aire me llegue a la siguiente coma. El texto, en su totalidad, es un poema narrativo, o un fragmento narrativo muy poético, en que lo que acaba importando sea probablemente el autoconocimiento. Asoman lamentos y presagios. La caricia del Sena puede ser tremenda, pero más tremenda fue la forma en que decidió marcharse Gabriel Ferraté (ahora dudo de si es Ferrater, siempre me lío con Juan). Esa vorágine conceptual tuya me alcanza, y en cierta forma la entiendo y la comparto.

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  3. Ay, Stalker, necesito que me fecunde la tierra, o mejor, el lodo, el humus, las raíces. Hay demasiado muladar por este jodido mundo que intenta convertirnos en parte de sus excrementos. Yo quiero librarme de ellos, pero ¿qué precio no habrá que pagar? Prefiero hundirme en lo que está más sedimentado, o yo qué sé.

    Gracias por seguir este rastro de cantos rodados.

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  4. Qué valiente eres, Ramón. Soy consciente de que la sintaxis e speligrosa, pesada o simplemente arrítmica respecto a los usos y costumbres. Indagaré lo de Ferrater, o mejor, cuéntamelo tú, porque ignoro la anécdota.

    Cuidado con esta vorágine que veo que compartimos, puede liberarnos o hundirnos, o yo qué sé (como le decía a Stalker)

    Un abrazo dominical y votante, ¿no?

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  5. ¿Será ese el destino de todo poeta a estas alturas?

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  6. No necesariamente, Ataúlfa. Ya ves, hace ochenta años se suicidó Maiacovski, y entonces también se trataba de estas alturas. Ochenta años. Necesitamos la sensibilidad de los poetas. De cualquier manera, el mejor destino es siempre la propia elección.

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  7. Seguro Fackel, como dijo Fogwill, que se llene el mundo de malos poetas. Y no lo dudemos, la decisión propia, esa que hacia la que nos impulsa nuestro yo interno nunca se equivoca.

    Abrazos blacksabathianos

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