Escribía sin concentración ni plan ni orden ni horas. No lo sometía a la opinión de nadie. Escribía sin intención de ser entendido, sin ganas de que nadie supiera lo que llevaba dentro, sin pedagogía. Escribía para él. O acaso, y esto suponía el escarnio pero a la vez la clave de su escritura confusa, escribía contra él.
(Fotografía de Jorge Molder)
(Fotografía de Jorge Molder)
Eso me demuestra de nuevo el enemigo que llevamos dentro.
ResponderEliminarCasi todo lo que hacemos es para perjudicarnos y no sabemos gozar de lo logrado.
Buen día
¿Usted cree? Qué maximilista la observo.
ResponderEliminarYa ve....
ResponderEliminarObserva muy bien.