Tras las noticias de la noche, caigo rendido. Sueño con una reescritura de Marx, con algo que se llama Manifiesto cuyo texto me suena, algo que empieza diciendo...Un fantasma recorre Europa: el fantasma del volcán Eyjafjallajökull. Contra este fantasma se han conjurado, en una santa jauría, todas las potencias de la vieja Europa: el papa y la UE, Estrasburgo y Bruselas, las Cancillerías de todas las naciones y el Banco Central Europeo, Merkel, Sarkozy, Brown y Jean-Claude Trichet, los bancos europeos, las transnacionales y las compañías europeas de aviación. Etc. Entonces veo venir hacia nuestras cabezas, en una vorágine horizontal, la nube de cenizas, vapor, materias varias, que se traslada desde los mares del Norte hasta los confines del Mare Nostrum. Sueño que el volcán se abre más y más y que el efecto simpatía de los volcanes próximos desencadenan un efecto dominó. Sueño que los glaciares de Islandia se descongelan, que los iceberg se derriten, que el nivel de las aguas marinas crece, que las costas continentales son inundadas por la potencia del piélago. Sueño que las capas tectónicas se convulsionan y sus efectos se añaden a la furia de fuego del magma. Es un sueño, me digo, y sigo durmiendo plácidamente. Sueño que los vuelos se suspenden sine die, que el tráfico de pasajeros y mercancías se colapsa, que los países no reciben suministros para sus habitantes ni materias primas para sus fábricas. Es un sueño, me digo, y sigo durmiendo a pierna suelta. Sueño que los bancos se cierran, que los mercados no abastecen, que las empresas envían a casa a sus empleados, que el suministro de energías se paraliza por la falta de pagos. Sueño, en fin, que la vida social se desconcierta, que la población no sabe qué hacer ni cómo reaccionar. Que la escasez se instala y los bajos instintos se desatan sin ley ni dios que los limite y reacomode. Que los gobiernos se encuentran sumidos en la confusión, que los agoreros utilizan los medios de comunicación para soliviantar a las gentes, que los falsos profetas predican una buena nueva imposible, que los resentidos de todos los viejos regímenes se unen nuevamente para procurar un asalto cobarde a la sociedad con el arma de la sinrazón. Me sacude una agitación extrema y un punto de lucidez proclama en mi cerebro: es un sueño, Fackel. Estoy y no estoy en el sueño. Recuerdo el Manifiesto marxista a propósito de la revolución que debería haber venido de los obreros desde 1848. Comprendo entonces que acaso se está rescribiendo el fondo y la forma. La intención y el mensaje. El objetivo y el método. Que no se llamará ya Manifiesto Comunista sino Manifiesto Vulcanista. Que los agentes de la rebelión no serán ya las clases proletarias, obreras, empleadas, productivas, eventales, a tiempo parcial o esclavos de economía sumergida, es decir, toda esa trouppe indefinida que no quiere ser llamada de ninguna de estas malditas maneras. Sueño, o pienso, o imagino que la Naturaleza toma de nuevo las riendas y a estas alturas de la Historia nos deja en pelota viva y rusiente y proclama el fin del Sistema. Al precio de llevarnos a todos por delante. Veo la Revolución Conclusa, no la inconclusa que lamentaba el profeta desterrado y asesinado del siglo pasado. Es un sueño, me digo una vez más, mientras respiro con dificultad una humareda fina que se torna más densa y que se filtra por debajo de la puerta de mi cuarto; y ya no sé si me despierto.
(Acompaña pintura de Magritte)
Si el volcán Sneffels de Julio Verne hablara...
ResponderEliminarfeliz creciente Luna.
Los volcanes han sido fuente de transformaciones esenciales. Esta erupción nos lo recuerda, a nosotros que creemos dominar la tierra. Esta fábula que has escrito puede ser simplemente una revelación, un anticipo de lo que acabará ocurriendo un día. Y es que pese a todo no despertamos.
ResponderEliminarun saludo
...¿qué diría, Tula?
ResponderEliminarLeonardo. No pretendía ser premonitorio, sólamente irónico. Toda la vida o todo el tiempo o toda la historia, como quieras, construyéndonos de manera contradictoria. Un paso adelante, algunos atrás. Evidentemente, con resultado, también alterno y desigual, pero con un efecto óptico engreído también. La técnica humana no sustituye nunca a la Naturaleza. Tal vez hemos olvidado los antiguos pactos con ella.
ResponderEliminarLa verdad es que el suceso de estos días es para hacernos reflexionar. ¿Lo estamos haciendo todo?
GRacias por pasar por mis páginas. Salud y Confianza.
Como para no reflexionar sobre el asunto.
ResponderEliminarSe ha parado el Mundo.Las pérdidas son valiosas e incluso he oido que el volcán puede puede cambiar el orden social.
Y el volcán con ese nombre tan raro, sigue tan tranquilo echando fuego como un dragón.
Pues que cambie el Mundo ¡¡faltaba más !!! va siendo hora, creo.
diria:
ResponderEliminarque empacho de virus...
y la Luna sube como un cohete.
feliz cálida noche.
Hola, Aquí, pues sí. Alguna más como ésta y el sistema salta como el contenido del volcán por los aires. Pero ya ves, las preocupaciones de las empresas aéreas es el negocio puro, duro y repugnante. No la seguridad de los viajeros. Ya hoy pretendían desacreditar a los gobiernos que han tomado medidas, paralizando el tráfico aéreo.
ResponderEliminarPor cierto, tu grito de guerra final más que a apocalíptico o a agitador suena a utópico. Puede que un volcán y otros factores cambien el mundo, pero no derriban el Orden.
Buna noche.
Vaya, Tula, no lo hubiera imaginado.
ResponderEliminar¿Seguimos en creciente moderato?
Perdón.
ResponderEliminarNo vea en mis palabras un grito de guerra.
Me parecería bien que en algunas cosas el mundo cambiase.
Tendría que ser a través de la palabra, nunca con guerra por muy lícito que pueda parecer.
Saludos
No comprendemos que todo está interrelacionado, hemos perdido ese conocimiento...dos de pipas nos queda, solo nos queda conciencia, con ella se puede salir del planeta prisión, la tierra se está sacudiendo, algo la molesta....
ResponderEliminarLa Luna creciente moderato a muy acelerato....va bene.
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ResponderEliminarAquí, tal vez sea necesario el grito de guerra, pero con un enemigo acertado. Precisemos las metáforas. ¿Sólo debe cambiar en algunas cosas el mundo? ¿En bagatelas como el SIDA en Áfria por ejemplo?
ResponderEliminarNo seamos ingenuos. Las guerras no traen nada bueno para nadie, decía el viejo proverbio euskaldún. Pero los grandes problemas los siguen buscando de resolver (¡!) las naciones de la Tierra por medio de la guerra. La palabra es toreada ampliamente en momentos decisivos.
Claro que todo está interrelacionado, Tula. Pero no acertamos a comprenderlo. O no nos interesa. El mundo no es homogéneo, y tú lo sabes.
ResponderEliminarAsertivamente.