Llevas sobre tu espalda
mi piel como un estigma.
Mi piel
desprendida de la sustancia
del deseo.
Mi esencia
vertida sobre la materia
que tú fundas.
Materia
que moltura la rueda lenta
mi piel como un estigma.
Mi piel
desprendida de la sustancia
del deseo.
Mi esencia
vertida sobre la materia
que tú fundas.
Materia
que moltura la rueda lenta
y firme de los días.
Tiemblo. De ternura. Nada más. Nada menos.
ResponderEliminarEs un temblor del que se repone uno. Es un temblor infrecuente. Suele ser duradero. Gracias por estar, Mariel.
ResponderEliminarNo se qué decir. Nada que añadir tampoco. Es un poema precioso.
ResponderEliminarBuen día tengas, hermano.
Hermosas las palabras y cadencia del poema.
ResponderEliminarBravo una vez más.
Sagardiana. Ni yo sé que decirte. Esto sale así.
ResponderEliminarEso, sí, gracias por pasar por aquí.
Ara. A veces dudo de las palabras. Sobre todo, cuando hay quien duda de ellas. Mejor dicho, de lo que hay tras su significante.
ResponderEliminarSalud, que nos va a hacer falta.