...se acerca impregnado de su intensidad de cinabrio y sangre, y mañana se asomará a tan solo noventa y nueve millones de kilómetros de nosotros, y se mostrará más rojo que nunca, y nos ofrecerá su cercanía en uno de esos momentos excepcionales, pero no únicos, en que la naturaleza se despliega ante la naturaleza, y este planeta casi cinematográfico que ejecuta dos pasos adelante y uno atrás, o algo parecido, y que se burla del azar con el capricho de sus movimientos retrógrados, este Marte entrañable estará ahí, lo más al borde posible de la Tierra...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Marte....¿la guerra?.
ResponderEliminarespero que no...transformación mejor.
El planeta no tiene la culpa de que los romanos pusieran Marte al dios Ares de los griegos. Pero que existiera ya entonces un Dios de la Guerra da idea de cómo ha sido siempre nuestra especie y de lo claro que lo tenían ya los clásicos. Sin eufemismos como ahora. Nada de Dios de las Ayudas Humanitarias.
ResponderEliminarUn abrazo coloquial.