Aúllas
y con el aullido dejas
una marca de sangre
bajo tu piel.
Como si tocaras la esencia
que perdiste
y al reencontrarla
fuera otro tu desgarro.
Nada que debas reclamar al azar
pues en tu asombro
apenas adviertes que la última gota de sed
se vacía en tu cáliz.
(Fotografía del checo Jan Saudek)
y con el aullido dejas
una marca de sangre
bajo tu piel.
Como si tocaras la esencia
que perdiste
y al reencontrarla
fuera otro tu desgarro.
Nada que debas reclamar al azar
pues en tu asombro
apenas adviertes que la última gota de sed
se vacía en tu cáliz.
(Fotografía del checo Jan Saudek)
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