"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez
sábado, 19 de diciembre de 2009
Saurio
Como la palabra, se revuelve. Busca la luz que la alimente pero que no la ciegue. Huye de los ruidos imprevistos y de los ecos que no reconoce. Le espantan las voces infelices. Escapa de los pasos atropellados. Se refugia para sobrevivir a los tiempos de fría incomprensión. Hiberna para rehacerse de nuevo, como las palabras.
Amante de la luz de las farolas; de las ventanas abiertas en verano. La sagardiana, saurio solitario, acude al brillo de las bombillas y busca entre las mariposas nocturnas, alguna que, distraída, la sustente. Cuando se cierra la veda, se retira a los armarios, a las tejas del tejado, a la sombra de las mañanas frescas. Puede ser que pasados los hielos, busques entre las ropas, un jersey de primavera...y sorpresa! Al igual que las polillas, haya bordado en un mullido enredón de lana, un sueño desconocido,con unos palmos de labor de punto...vaya! ¡Es la vida, amiga!...nos diría; si pudiese hablarnos.
"Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores, privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". Poeta palestino Mahmud Darwish.
EL PASEANTE VALLISOLETANO
POSTALES DE OTOÑO. NEPTUNO
TÚ, LA EVANESCENTE
El alma condenada. De Bernini a Bartolozzi
CHITÓN
El mar de Aral
LA SILLA DE K
TAKLAMAKÁN
DICHOS Y CONTRADICHOS
LA DAME AU CHIEN
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
"-¡Ay! -respondió Sancho llorando-. No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía."
No estamos tan alejados de los saurios...nos hermana el instinto de supervivencia y la búsqueda del bienestar.
ResponderEliminarAmante de la luz de las farolas; de las ventanas abiertas en verano.
ResponderEliminarLa sagardiana, saurio solitario, acude al brillo de las bombillas y busca entre las mariposas nocturnas, alguna que, distraída, la sustente.
Cuando se cierra la veda, se retira a los armarios, a las tejas del tejado, a la sombra de las mañanas frescas.
Puede ser que pasados los hielos, busques entre las ropas, un jersey de primavera...y sorpresa!
Al igual que las polillas, haya bordado en un mullido enredón de lana, un sueño desconocido,con unos palmos de labor de punto...vaya!
¡Es la vida, amiga!...nos diría; si pudiese hablarnos.
(Gracias por este post, amigo)
Probablemente, Rat. Aunque no sé si siempre los saurios y nosotros caminamos por los mismos escondrijos.
ResponderEliminarVaya, Sagardiana. Vasta cultura la tuya. La cultura que se toca. Qué poco sé, coño. ¿Dónde se da esa especie?
ResponderEliminarGracias por pasar por aquí.
¿Donde se da esa especie?
ResponderEliminarMmm...Por todos lados, creo.
Un placer visitarte.
Salud, hermano.