Y bien, la vida nos sigue deparando situaciones paradójicas. Y nos deja perplejos.
Que todo un presidente de la patronal de empresarios española -digámoslo con mayúsculas, nada menos que la CEOE- , un reyezuelo llamado Gerardo Díaz Ferrán, tenga el pufo que tiene con sus empresas, y que de momento paguen su mala gestión los trabajadores despedidos de Air Comet y miles de pasajeros que tenían sus billetes, es asombroso. ¿O no? ¿O hay algo más de fondo en la estructura? ¿O son los riesgos de un sistema en cuya esencia está la injusticia como efecto, perseguir el beneficio a cualquier precio y el todo vale para sacar ganancias los que tienen poder y capital?
Este señor que va de patrón de patronos, que es tal porque le apoya toda la rehala de empresarios de las grandes empresas, no es precisamente un ejemplo. Y les salpica a todos. Y quienes le mantienen quedan igualmente en entredicho. ¿Ésta es la patronal ejemplar que quieren que los demás paguemos la crisis? ¿Hay más Díaz Ferrán? ¿Dónde reside la crisis de la que tanto se habla? ¿Dónde reside la moralidad de la patronal? Entonces, ¿qué broma es ésta?
Un personaje que ve la mota en el ojo ajeno, pero no reconoce la viga en el propio. Que se permite criticar a sindicatos y aspiraciones de los trabajadores en general. Que preside una entidad que presiona pata tratar de imponer normas sobre despidos, criterios sobre contratación, directrices sobre salarios. Que se alinea, nada ilógico, por otra parte, pero hay que recordarlo, con la derecha rancia española. Que presume de patriotismo, aunque maltrate la condición misma del desarrollo del país. Que no dice ni mú sobre el blindaje de los banqueros, ni sobre los márgenes de la banca. ¿Es este Gerardo Díaz Ferrán un ejemplo de afrontar la crisis y salir a flote?
Que todo un presidente de la patronal de empresarios española -digámoslo con mayúsculas, nada menos que la CEOE- , un reyezuelo llamado Gerardo Díaz Ferrán, tenga el pufo que tiene con sus empresas, y que de momento paguen su mala gestión los trabajadores despedidos de Air Comet y miles de pasajeros que tenían sus billetes, es asombroso. ¿O no? ¿O hay algo más de fondo en la estructura? ¿O son los riesgos de un sistema en cuya esencia está la injusticia como efecto, perseguir el beneficio a cualquier precio y el todo vale para sacar ganancias los que tienen poder y capital?
Este señor que va de patrón de patronos, que es tal porque le apoya toda la rehala de empresarios de las grandes empresas, no es precisamente un ejemplo. Y les salpica a todos. Y quienes le mantienen quedan igualmente en entredicho. ¿Ésta es la patronal ejemplar que quieren que los demás paguemos la crisis? ¿Hay más Díaz Ferrán? ¿Dónde reside la crisis de la que tanto se habla? ¿Dónde reside la moralidad de la patronal? Entonces, ¿qué broma es ésta?
Un personaje que ve la mota en el ojo ajeno, pero no reconoce la viga en el propio. Que se permite criticar a sindicatos y aspiraciones de los trabajadores en general. Que preside una entidad que presiona pata tratar de imponer normas sobre despidos, criterios sobre contratación, directrices sobre salarios. Que se alinea, nada ilógico, por otra parte, pero hay que recordarlo, con la derecha rancia española. Que presume de patriotismo, aunque maltrate la condición misma del desarrollo del país. Que no dice ni mú sobre el blindaje de los banqueros, ni sobre los márgenes de la banca. ¿Es este Gerardo Díaz Ferrán un ejemplo de afrontar la crisis y salir a flote?
Algo huele a podrido entre lo podrido. Nada más ilustrativo y bien expuesto que el dibujo de El Roto en El País de hoy. Que cada cual reflexione sobre los límites de lo que tenemos. Y que se medite sobre dónde reside el mal. Claro, los que sólo se preocupan de las almas y de la vida eterna no dirán nada sobre un asunto inmoral más. Su batalla agresiva es siempre contra la sexualidad optativa de los humanos y contra la libertad del individuo. En el mundo del mercado, ellos no entran, ja. Menos cuando especulan y pierden en Gescartera, por ejemplo. Y es que la obscenidad ética no tiene fronteras.
Comparto, de nuevo, tu desolación y tus temores, pero no debemos dejar de combatirlos, con cuantas armas estén en nuestra mano...
ResponderEliminarGracias, Stalker. Pero aunque me hiere la situación de los despedidos de su empresa (ojo, que tiene otras en las que las cosas están jodidas también) y me repugna cómo pagan el pato los emigrantes, principales usuarios de los vuelos de esa compañía, de verdad que me he reído. Me he reído de cómo los fuertes son débiles también. Me he reído de que esto le pase al dirigente número uno de la CEOE, porque, coño, la salpica de varias maneras, una entidad que predica austeridad para los trabajadores.
ResponderEliminarNo me cabe duda de que el sitem tiene la mierda dentro de sí mismo. Pero mientra sno haya alternativas...
Ya, Fackel, pero yo me río poco.
ResponderEliminarVerás: el fascista que gobierna los destinos de la CEOE siempre caerá de pie, tiene recursos para seguir siendo rico el resto de sus días. El pobre diablo que acaba de perder el trabajo corre el riesgo de perder su casa al perder la hipoteca. Y esto tiene muy poca gracia, entiende que yo no me ría aunque comparto el "jaj" implícito en tu posición.
Y no me haces la merced que te pedí por correo.
¡Buena señal!
Abrazos y consume poco estas fechas...
Hermano Stalker. Me has comprendido perfectamente. Tal vez la expresión no es adecuada. Mi risa no es feliz. Es amarga. No es risa. Yo no me río. Es señalar la paradoja. La paradoja de la situación de todo un personaje así y toda su organización detrás le apoye. Llamarles sinvergüenzas a gente así es poco. Pero tienes razón. Cuando hay crisis en sus empresas, los empresarios difícilmente lo pierden todo. A un empleado le afecta axialmente. ¿Creíamos que era de otra manera?
ResponderEliminarNo consumo más de lo habitual en cualquier fecha, descuida.
..esta Españita nuestra......somos la de dios.
ResponderEliminary luego nos extraña lo de Berlusconi,.. si vivimos entre sátrapas
Gracias por intervenir, Tula. A mi me parece el asunto, además de significativo, terrible. Yo no sé ya si son los límites que nuestra sociedad tiene o que aquí hay una larga cohorte y corte de caraduras, que van de honorables empresarios, pero como tú bien dices son sátrapas en las esferas de su control, poder y propiedad.
ResponderEliminarNo es que uno sea escéptico, es que cada vez espero menos de toda esta gente que toca poder y maneja los hilos del mercado pero se enriquecen inmoralmente.
Hay que caminar en otra dirección, con conciencia individual y con conciencia de acuerdo colectivo.
Reflexión y exigencia.
Ayer le oí por la mañana. Vergonzoso oírle decir que a nadie con dos dedos de frente se le ocurría sacar un pasaje en su negocio.
ResponderEliminarHabrá que articular o sacar una ley al respecto y ponerla en práctica.
El gobierno tendría que intervenir sus empresas, la debacle que se avecina es importante.
Mejor dicho, el gobierno debería intervenir Madrid.
Cuando vayan saliendo cosas, nos vamos a enterar y pagar los de siempre...
Aquí. La columna de Juan José Millás en la última página de El País de hoy es muy contundente, y como siempre en Millás, sumamente ingeniosa.
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/ultima/verguenza/elpepiopi/20091226elpepiult_1/Tes/
Respecto a las medidas...meditemos antes de nada. Si nos ponemos exigentes, y acaso deberíamos hacerlo y no esperar más, tal vez empecemos a propugnar el caminar en otra dirección diferente a la que el acutal sistema económico en vigor, caótico y que impone las leyes para el beneficio de sus propios, marca. ¿Pero de verdad estaríamos dispuestos a ello?
Buena nocturnidad.
Lo leí por la mañana, de todas formas muchas gracias.
ResponderEliminarMillás como escritor, no me gusta. Como articulista o columnista, me gusta muchísimo.
La crisis ha cambiado muchas cosas y va a seguir cambiando. Poco a poco nos iremos recolocando o deberíamos. Si no lo hacemos, seremos tontos y no habremos aprendido nada.
Hemos jugado con lo que no teníamos y lo pagamos caro.A su vez nos hará pensar que algunas cosas valen lo que valen.
El derroche que se vive aquí, ha sido y es increible.
Se puede cambiar, por supuesto que se puede y se hará por que sí y con agrado o por qué no haya más remedio.