jueves, 13 de agosto de 2009
Rescatando a Ferrer Guardia
El 13 de agosto de 1909, cien años nos contemplan, fue ejecutado Francisco Ferrer Guardia, fundador de La Escuela Moderna. Su ejecución, más bien crimen, fue perpetrada por las fuerzas retrógradas y conservadoras del país, principalmente los terratenientes y la Iglesia. Ferrer Guardia, además de un pedagogo que revolucionaba las ideas al uso en su tiempo fue un intelectual laico. A Ferrer Guardia, estas clases patrimonialistas de España (aún los representantes actuales de la Derecha mantienen con cada vez menos disimulo -el subconsciente y sus actitudes les delatan a cada paso- la fe en su sagrado derecho a que el país y la democracia es sólo cosa de ellos) le utilizaron de chivo expiatorio para poner punto y final a los acontecimientos de la Semana Trágica de Barcelona, donde una ola de anticlericalismo bastante explicable generó violencia sobre los bienes de la Iglesia. Le acusaron de "autor y jefe de la rebelión", cuando no tuvo nada que ver con los movimientos organizativos ni callejeros que dieron lugar a la Semana Trágica. La memoria de Ferrer Guardia, salvo en pequeños círculos de ciudadanos que han querido enterarse y en ambientes de la pedagogía moderna, ha permanecido y permanece oculta aún para la mayoría de los españoles.
Paso dos textos de Ferrer Guardia que expresan, de modo sintético pero muy ilustrativo, sus ideas sobre la necesidad de una revolución pedagógica en España ¡ya a principios del siglo XX! Naturalmente, esas ideas eran inaceptables para la Iglesia, que controlaba entonces la enseñanza y pretendía mantener un férreo dominio sobre las conciencias de los hombres.
Texto I.
"He aquí el programa del tercer año escolar 1903 a 1904:
Fomentar la evolución progresiva de la infancia evitando los atavismos regresivos, que son como rémoras que opone el pasado a los avances francos y decididos hacia el porvenir, es en síntesis, el propósito culminante de la Escuela Moderna.
Ni dogmas ni sistemas, moldes que reducen la vitalidad a la estrechez de las exigencias de una sociedad transitoria que aspira a definitiva; soluciones comprobadas por los hechos, teorías aceptadas por la razón, verdades confirmadas por la evidencia, eso es lo que constituye nuestra enseñanza, encaminada a que cada cerebro sea el motor de una voluntad, y a que las verdades brillen por sí en abstracto, arraiguen en todo entendimiento y, aplicadas a la práctica, beneficien a la humanidad sin exclusiones indignas ni exclusivismos repugnantes."
Texto II.
"La moderna pedagogía, despojada de tradiciones y convencionalismos, ha de ponerse a la altura del concepto racional del hombre, de los actuales conocimientos científicos y del consiguiente ideal humano.
Si por cualquier género de influencia se diera otro sentido a la enseñanza y a la educación, y el maestro no cumpliera su deber, sería preciso denunciarle como embaucador, y declarar que la pedagogía no pasa de artificio para domar hombres a beneficio de sus dominadores.
Por desgracia, esto último es lo que principalmente ocurre: la sociedad está organizada y se sostiene, más que como dirigida hacia la satisfacción de una necesidad general y al cumplimiento de un ideal, como entidad que tiene especial empeño en conservar sus formas primitivas, defendiéndose tenazmente contra toda reforma, por racional y apremiante que sea.
Ese afán de inmovilidad da a los antiguos errores el carácter de creencias sagradas, los rodea del mayor prestigio, les da autoridad dogmática, y sucede que después de crear perturbaciones y conflictos, las verdades científicas quedan sin explicación o la tienen escasa y en vez de extenderse iluminando todas las inteligencias y traduciéndose en instituciones y costumbres de utilidad común, se estancan abusivamente en la ésfera del privilegio; de modo que en nuestros días, como en los tiempos de la teocracia egipcia, hay una doctrina esotérica para los superiores y otra exotérica para las clases bajas, las destinadas al trabajo, a la defensa y a la más degradante miseria.
Por eso tenemos la doctrina mística y mítica, cuya dominación y extensión es únicamente comprensible y explicable en los primeros tiempos de la humanidad, gozando aún de todos los respetos, al paso que la doctrina científica, a pesar de su evidencia, queda reducida a la limitada esfera en que viven los intelectuales, y a lo sumo es reconocida en secreto por ciertos hipócritas que, por no sufrir perjuicio en su posición, han de hacer pública ostentación de la contraria."
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Me avergüenza no conocer a este hombre y su legado. Con esta entrada descubro a una mente lúcida y adelantada a su tiempo. Admirable entrega que le costó la vida.
ResponderEliminarLamentablemente, él odiaría comprobar en qué ha degenerado el sistema educativo...
abrazos sin bajar la guardia
Stalker, nunca es tarde para conocer a alguien y a su obra. Todo es una cadena sin fin. Los hilos conductores vienen de atrás, y lo que hemos dicho otras veces: no sé si España se merece a ciertos hombres y ciertas obras. Porque este país ingrato es un montón. O mira para otro lado y les ignora o los ejecuta.
ResponderEliminarPero Mariano José de Larra aún vive!!!!!!!! Vivamos de él.
Salud dominical.
No, Stalker, nunca es tarde para conocer a alguien y a su obra. Te agradezco este pequeño homenaje a Ferrer Guardia que me ha dado la oportunidad de ser también yo eslabón en la cadena.
ResponderEliminarGracias sinceras.
Gracias, Aragonía por ser un eslabón más. Ferrer Guardia es un gran olvidado. Con frecuencia se olvida a los que no interesa tener en consideración (en este caso por motivos de los que han influido y mandado en España secularmente, que lo han ocultado porque no puede soportar los razonamientos de la Libertad)
ResponderEliminarEn la siguiente dirección encontraréis su pensamiento:
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/pedagogia/escuelamoderna/indice.html
(Esa antorcha no es la de Kraus, pero parece una página interesante, su fondo bibliográfico es amplio)
Gracias por seguir ahí, Aragonía.
Hasta aquí por hoy. Otro día más. Si te molesta dejaré de escribir comentarios sobre entradas atrasadas. Hoy la tentación ha sido superior a mi deseo de suprimirla. Beso.
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