"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





miércoles, 15 de abril de 2009

Ilusoria



"Y TÚ ¿de qué lado de mi cuerpo estabas, alma, que no me socorrías?"

José Ángel Valente, “No amanece el cantor”, 1992.



Cuando te fuiste el día era tan claro que bebí de su luz. Pero la luz también se parte. Y de sus quebraduras salen lágrimas. Entonces, quise mirar para otro lado, pero nada veía en aquel espacio indefinido. Abrí la puerta de los sueños. En el paisaje de las nieblas no se advierte ni luz ni oscuridad. Sólo te embarga una luminiscencia aparente, desteñida, determinada por una ausencia de colores. Caminé sin agotamiento, pero también sin ilusión. Dando tumbos. Recuerdo cierto apresuramiento por llegar al origen de algo. De un sentido, acaso. A cuando tú estabas, me pongo de ejemplo, en mi mundo perdido. Una luna demediada salió a mi encuentro. La figura se ofreció tímida desde su imagen vidriada. A medio hacerse entre la masa de mármol y el esbozo de un cincel. La sugerencia impersonal de aquel rostro frío y omiso me dio miedo. Sentí la hinchazón en los ojos. Los músculos me dolieron por la rigidez. Ahogué un grito ronco. Cuando quise apartarme de la ninfa de hielo, mis pies no me sostuvieron. Entonces, con dificultad, clamé. Sospecho que pronuncié un nombre. Pero el alma, igual que tú, se me había marchado.


(Fotografía de Leonard Nimoy)

2 comentarios:

  1. Me han venido a la memoria los cuentos fúnebres de Théophile Gautier...

    Seguramente deliro, compañero...

    abrazos, te sigo

    ResponderEliminar
  2. Ah, la funebridad relativa de lo que nos acompaña, Stalker.

    ¿Cuántas cosas nacen y mueren dentro de nosotros a lo largo de la vida? ¿Cuánto permanece vivo aunque parezca muerto? ¿Y cuánto de lo que aparentamos está muerto aunque lo disfracemos de vivo?

    Sí, en la vida está implícita la funebridad. Una frontera no siempre clara a los ojos de los demás. Pero estas consideraciones mías pertenecerían al plano de los otros significados no reconocidos ni por la RAE ni por el común.

    Creo que ambos deliramos. Mas en el delirio también hay clarividencia, ¿no crees?

    ResponderEliminar