No apures los destellos
Aunque te deslumbren. Siempre
Será mejor su haz
Incandescente
Que la oscuridad del abandono. No desdeñes
Su bocanada de fuego
Capaz de poseerte con ímpetu. Estás
Desterrado del paraíso pero rozas
De nuevo el origen
Donde la ausencia vuelve a nacer
Y tiene rostro.
Y no sabe de tiempo. Palpa
Tu impulso.
Sólo con que te deslices...
(Martín Stranka, foto)
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