Pero emerges del sueño y no encuentras
ya el mismo paisaje.
Tal la noche
el recorrido incierto a donde te ha llevado
la orilla de las tinieblas.
Nada es dentro de ti
igual al día sin retorno.
Nada a lo que aspiras hoy
está provisto de la misma textura
ni mide análoga dimensión.
Y la profundidad
será más honda
y la extensión a la que te abres
más inabarcable.
Y tus raíces seguirán creciendo
sólo visibles a tu propio tacto
para engullir a su manera
la porción de tierra que ansías sediento
e incansable.
Tal tu materia.
La reconciliación con el origen
que sigues escrutando.
Tu elevación cada mañana
como nuevo nacimiento
dispuesto a deslumbrarte con la luz
y el aire.
Eso te basta,
aunque exijas el precio de la duda
(en ti dudar sigue siendo un aprendizaje)
mas tu mirada
es larga,
un bumerán de sangre
y de silencios.
Tal tu combate.
(Fotografía la mañana Mona Kuhn)
ya el mismo paisaje.
Tal la noche
el recorrido incierto a donde te ha llevado
la orilla de las tinieblas.
Nada es dentro de ti
igual al día sin retorno.
Nada a lo que aspiras hoy
está provisto de la misma textura
ni mide análoga dimensión.
Y la profundidad
será más honda
y la extensión a la que te abres
más inabarcable.
Y tus raíces seguirán creciendo
sólo visibles a tu propio tacto
para engullir a su manera
la porción de tierra que ansías sediento
e incansable.
Tal tu materia.
La reconciliación con el origen
que sigues escrutando.
Tu elevación cada mañana
como nuevo nacimiento
dispuesto a deslumbrarte con la luz
y el aire.
Eso te basta,
aunque exijas el precio de la duda
(en ti dudar sigue siendo un aprendizaje)
mas tu mirada
es larga,
un bumerán de sangre
y de silencios.
Tal tu combate.
(Fotografía la mañana Mona Kuhn)
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