Es terrible que la difamación, el falso testimonio y la acusación procaz cundan tanto en estos tiempos. A veces la ley se ejecuta y la justicia casi parece que exista, eximiendo al acusado en falso de los delitos que se le achacan por parte de los seres necios. Y no obstante, los mismos personajillos políticos y mediáticos que desataron la persecución de un médico inocente se mantienen en su torpe orgullo, no demostrando otra cosa con ello que su propia debilidad. Quiero honrar la dignidad del Dr. Montes, injuriado, acosado y despedido por las autoridades administrativas de la Comunidad de Madrid, y su labor en pro de facilitar el tratamiento del dolor y del bien morir de sus pacientes. El Dr. Montes ha ganado la batalla legal, aunque la guerra siga abierta. La grandeza de la democracia es seguir tejiéndola cada día, a pesar de que un sector de la sociedad y de la política intente desurdirla. Para llevar calma, a pesar de que haya que estar siempre en vela, no se me ocurre otra cosa que rescatar un texto de Epicteto, en su Enquiridión...
Puedes ser invencible si no entras en un combate en el que ganar no dependa de ti. Ten cuidado entonces, cuando veas a un hombre que recibe honores o posee un gran poder o es altamente estimado por alguna razón, no le supongas dichoso y no te dejes llevar por las apariencias. Pues si la naturaleza del bien dependiera de cada uno, ni la envidia ni los celos tendrían cabida entre nosotros. No aspires a ser general, senador o cónsul, sino sólo un hombre libre; y no hay más que un camino para ello: desdeñar todo aquello que no depende de nosotros.
Puedes ser invencible si no entras en un combate en el que ganar no dependa de ti. Ten cuidado entonces, cuando veas a un hombre que recibe honores o posee un gran poder o es altamente estimado por alguna razón, no le supongas dichoso y no te dejes llevar por las apariencias. Pues si la naturaleza del bien dependiera de cada uno, ni la envidia ni los celos tendrían cabida entre nosotros. No aspires a ser general, senador o cónsul, sino sólo un hombre libre; y no hay más que un camino para ello: desdeñar todo aquello que no depende de nosotros.
Es vergonzoso lo politizado que está hasta el aire que respiramos o la lluvia que cae o no.
ResponderEliminarEl manejo de este asunto es una muestra de los tejemanejes a los que estamos sujetos, unas veces sabiendo y otras mil que no sabremos. Y, o pasas de todo, o te rompes la cara por todo. ¿Quién puede ser libre en estas circunstancias?
Todo este asunto ha sido ignominioso, Fackel. Para cierta gente da igual que se celebren juicios y que se emitan sentencias que no son capaces de reparación alguna. Ni siquiera su fuero interior sabe distinguir cuando se ha vulnerado el honor de una persona. ¿Y ese tipo de políticos de PP van a cosechar votos? Entonces, la sociedad que les vote están tan enfermos espiritual y mentalmente como ellos. Se agradece tu romper lanzas a fabor del dr. Montes, al que la radio de la Iglesia Católica le llamaba alevosamente doctor Muerte. Qué asco. Saludos.
ResponderEliminarTienes tu parte de razón, Lagave. Siempre ha estado todo sumamente politizado, en todos los tiempos y lugares, no te engañes. Otra cosa es que ahora esta especie de política socializada de nuestras tiempos nos brinde la oportunidad de ser más conscientes de ello, aunque a cambio tengamos que soportar tantos enredos donde se involucra a la sociedad en su conjunto. En épocas esclavistas o feudales, por ejemplo, era impensable esta sensibilidad. Y la política también dominaba, sólo que no cabía esperar manifestaciones libres de los pobladores. Para mi lo importante no es que esté todo politizado -probablemente es inevitable- sino que la política sea mercado, puro dominio, simple electoralismo e incluso canal de enriquecimiento y corrupción personal. Para mi lo grave es que la política pueda estar quedando desasistida de la ética. Pero es el río de las relaciones públicas y siempre la necesitaremos. También es desgraciadamente cierto que, como dicen los catalanes, se la esté enmierdando tanto, porque hay partidos que procuran a cualquier precio su necesidad de tocar ese ansiado poder. Al final, está en la lucidez y el esfuerzo mental de cada ciudadano optar por una revitalización positiva de la política.
ResponderEliminarTambién coincido contigo, Alex, en lo deplorable e indigno -¿inmoral tal vez?- que ha sido toda esa persecución de los médicos del hospital de Leganés. Y me revuelve los hígados que encima, y tras una sentencia clarísima a favor de los médicos inculpados, no se tenga ni la delicadeza, ni el respeto, ni el mínimo principio de reonocimiento del error. No dar el brazo a torcer, no reconocer el propio error, desmerece en esos políticos de derechas que han fraguado su estrategia en el refrán "a río revuelto..." La vida es larga, da muchas vueltas y arrieros somos todos...
Buenas noches a ambos.
La cita de Epícteto suena bonita y sabia, pero excesivamente pasota. Hoy día, descubierta hace ya tiempo la capacidad del hombre, es decir, de todos los hombres, para intervenir, transformar y hacerse valer, a través de este instumento relativo y limitaod, pero irrenunciable, denominado Democracia, sólo cabe concluir que quien cede y se abstiene, renuncia. Y pierde. No lo inmediato, no el triunfo menor, sino su primogenitura. Cuando un grupo de hombres renuncia, otro se apropia. Es la base de la explotación y de la apropiación del poder político. Si el doctor Montes hubiera callado, renunciado y cedido a la barbarie y la insolencia, ¿la ley habría dictaminado a su favor? Y ¿quién defendería el Derecho de los agónicos y terminales a morir con dignidad y en las mejores condiciones y sin sufrimiento? Demasiada política malsana contra las ciudadanos, eso es lo que la oposición de pacotilla ha hecho estos cuatro años. Spulcros blanqueados.
ResponderEliminarSin discusión, Juanjo, sin discusión, pero Epicteto es mucho Epicteto. Buena noche. Calma.
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