Cuando los caballos eran rojos, el paisaje estaba por conquistar. Galopadas que desplazaron los trotes, el corcel se encabritaba con tanto o más ahínco que el jinete que se exhibía sobre su grupa. ¿Para llegar a dónde? Los recorridos de la historia no tienen un trazado previo. Hay arranques, sus protagonistas se someten a ciertos experimentos, prenden demasiados anhelos. Pero la marcha siempre es incierta en medida y en calidad, y nunca se conoce, ni siquiera visionariamente, a dónde llegarán los pasos de la caballería. Lo que a la corta parece victorioso a medio plazo se ha quedado ya en símbolo. Luego, sobreviene la acometida virulenta de los realismos que traicionan el encanto de las lejanas aspiraciones. Demasiada metafísica rota entre una naturaleza siempre hostil. Demasiado apagamiento de la coloración para aquellos proyectos que nacieron en parte de las utopías y en parte de las indignaciones. Demasiada claudicación para trayectos que nunca atisban estaciones término, sino que se detienen en el pellejo de cada siervo marchito. De las antiguas revueltas, ¿qué permanece? Ecos de bufidos, sacudidas sujetas por manos controladoras, territorios cambiantes que no reconocen los cascos de los équidos nacidos del fuego de la némesis y de la lluvia de la esperanza. ¿Qué ha triunfado? El silencio, el vacío, la desilusión, la rotura de las almas. Y sin embargo nada ha parado. Nada está siendo igual, aunque algunos recuperen viejos ropajes, entonen palabras archipronunciadas y deseen la vuelta de lo que feneció para siempre. No. A los caballos rojos no les ha superado especie alguna. Aún cabalgan en planos ocultos a los ojos del deslumbramiento mercantil y ficticio de nuestros tiempos. Aún relinchan en remotas estepas donde imperan la temeridad y la presunción de los demiurgos. ¿Prestas tal vez a iniciar nuevamente su cabalgadura?
(Pintura del ruso Kuzmá Petrov-Vodkin)
(Pintura del ruso Kuzmá Petrov-Vodkin)
Hola Fakel, el tema es el siguiente. ¿Va quedando suelo bajos sus cascos y sus pezuñas? No está claro, o no es el mismo suelo o no tiene la materia de antes. ¿O es que el jinete no sabe guiar a la bestia? Enigmas. Un cordial abrazo.
ResponderEliminarNo tengo respuestas, sólo colores en la memoria. Buenas noches, Alex.
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