“...Los hombres virtuosos son sencillamente aquellos que no han sido suficientemente tentados, porque viven en un estado vegetativo, o porque sus deseos se hallan tan concentrados en una sola dirección que no tienen ocio para mirar a su alrededor.”
Nunca fiarse de las apariencias. Nunca creer el discurso superficial de los predicadores. Nunca aceptar la firmeza hueca de los moralistas. Nos rodean. A veces podemos actuar como tales cada uno de nosotros. Incluso si se nos coge en un desliz o en un renuncio negamos, disimulamos. Nunca admitir las dobles imágenes como auténticas. ¿Quién certifica la virtud de un ser humano? ¿Las reglas? ¿Qué reglas? ¿Las que falsean la realidad para que ésta se eternice en función de intereses poderosos? ¿Las que reconducen hacia el redil del control social para que fluya generosamente la economía? ¿Por qué va a ser menos honesto consolarnos en las miradas sobre el sexo, en la concupiscencia que nos convulsiona, en el misterio que nos desorganiza, que en ese dejarnos devorar por las ganancias del dinero? ¿Qué delimita la virtud del vicio? ¿El objeto o el sujeto? ¿Quién se considera por encima de otros? ¿Quién tiene garantías de estar ungido por el toque de la virtud? ¿Es posible hacer de la necesidad virtud, como suele decirse? Preguntas para laicos risueños.
(Fotografías sugerentes de Rolfe Horn y de Daido Moriyama)
Hola Fackel. Curiosa frase la de Duncan. Y a mi que me habia parecido siempre lo mismo que ella dice. Largo tema el de la virtud, en principio lejano sólo reconocido alos hombres (vir), aunque los asuntos morales resultan farragosos. La obra Mi vida es una joya, ultrarrecomendable. Saludos.
ResponderEliminarEs decir, que el caer o no en el vicio depende de la cantidad de tentaciones que nos rodeen? Quizá no dependa más de la predisposición de cada uno a "caer"? Aunque claro, como tu bien planteas, ¿qué es el vicio? ¿qué la virtud? ¿dónde su frontera?
ResponderEliminarPara mí un ser virtuoso es aquel capaz de vivir feliz sin hacerse daño a sí mismo a quienes le rodean. Ya sé que es muy genérica definición pero prefiero incluir que excluir. Besos, señor Fackel, quiero que sepa que acabo de darme una vuelta por su blog y me ha parecido precioso, precioso.
La predisposición, tú lo dices. O la disposición, simplemente. O acaso la posición. No sé si el tema está ya mediatizado genéticamene, ja. Pero me sigue pareciendo genial la frase de la Duncan. Nadie estamos libres de ser tentados, porque tal vez la tentación sea en definitiva el riesgo de asumir la vida. Pero muchos seres no reaccionan en la línea de encararla, sino de rehuirla. Tal vez a eso se refiera Isidora Duncan.
ResponderEliminarTu definición (conato o categoría) sobre la virtud es bonita, pero ¿existe un ser así? ¿o es parte de ese mundo de absolutos felices que irradian como luminarias sobre nuestras cabezas pero que nunca acabamos de disinguir?
Por lo demás, me alegro mucho que te parezca bien lo que voy colgando; trato de encontrar gusto no sólo en los contenidos sino en como presentarlos estéticamente. Las imágenes, qué te voy a contar a ti, son por sí mismas tan poderosas y expresivas siempre...
Halaaaaa...
ResponderEliminarMuy bueno tu blog. He tardado un año en llegar a él, desde un comentario que pusiste en el mío, en una entrada sobre fiestas populares y tortura a los animales.
Lo que más me gusta de las preguntas es que permanezcan ahí, sin contestación, como las montañas. Gracias por eso.
Hola, Luisa Cuerda. Nunca es tarde para llegar...¿a puerto? ¿O se trata de ir siempre en busca de Ítaca? Pero bueno, serás bien acogida en mi rada, desde donde a veces trato de refugiarme de procelosas olas. Vuelve cuando gustes.
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