"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 23 de julio de 2007

Caracol






Expectantes. ¿Qué les han prometido? De momento, el bocadillo. Dulce de membrillo, acaso una onza de chocolate. ¿Sólo? Acabar la clase antes. Un paseo. Premio al que se porte mejor. Un día festivo. De países lejanos vendrán unos señores llenos de aventuras que les hablarán de...Espera tensa y contenida.







¿Suben o bajan? El segundo plano acecha. La sesión de cine ha comenzado. Los nervios, es decir, las piernas, bajo las sillas. Silencio, se mira. Uno sabe de qué va, ya la ha visto. Otro amenaza con contar el final. Todos se rebelan. Mutismo. El principio es emocionante. Si las válvulas del viejo proyector no fallan, la película promete. Suena rancia la música, pero sólo es el sonido defectuoso. Va de miedo. De intriga, comenta el sabeloto. La niebla nocturna de Londres invade las calles en las primeras escenas. Sobrecogidos.





Los protagonistas del film miran a los niños. Les ven tan preocupados, cubriendo sus flequillos de angustia, que están tentados a cambiar el guión sobre la marcha. Pero el territorio del celuloide es una tiranía de la que no se puede escapar. O sí. - Yo tengo un trozo de la película. - Pues yo una escena de cuando el asesino...La de gafas: yo un fotograma de cuando Tyrone Power y la reina se besan. - Pero no es de ésta. - Pero la tengo. Y así la película, arañada, rasgada, desvencijada, avanza a saltos sin dejar claro el por qué mata ahora el hombre embozado y cuándo la policía descubre lo que no puede descubrir. Pero la emoción no baja grados.



Al acabar no advierten lo que les viene encima. Siguen dramáticamente atentos. Lo que les están contando cada día es rectilíneo. Pero ellos no saben que lo recto no existe. ¿Lo intuyen? Sin quererlo, se hallan sumergidos en un viaje helicoidal. De lejanos países vinieron unos hombres y les embarcaron en... ¿O fue un enorme caracol quien los arrebató? Ellos esperan. No mudan sus rostros en sonrisas de ejecutivos. Esperan tiempos mejores. Los de Paraíso reprimen las primeras sonrisas zafias. De un momento a otro no podrán más.


(Ah, la(s) foto(s), de Martine Franck)

4 comentarios:

  1. Preciosa foto y te aplaudo la ingeniosa forma de mostrárnela, has hecho poema visual.
    Gracias por tu visita y por tus comentarios.
    Saluditos

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  2. Biennnn. Metáfora sobre 360º, los mismos que no siempre da la vida. Pero camino de ello. Ciertamente, qué razón la tuya, F, vivir no es algo rectilíneo precisamente, ni por el forro. ¿Dices que lo más parecido a lo helicoidal? ¿Con ganas de aspirar conocimientos y de que nos aspiren nuesvas ansias? No nos prepararon sino como mucho para seres productivos (recuerda: se ensalzaba la hormiga frente a la cigarra)y además muy competitivos. Lo demás, cuentos chinos con sabor eclesiástico y de ´régimen político obligatorio y decadente. Resumen: falsa moral.

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  3. Vaya, Índigo, tu calificación me ruboriza. Sí, creo que hay que retomar ls imágenes y jugar con ellas. Gracias.

    Zeleste, la vida también resulta como como un caracol, no lo dudes.

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