miércoles, 27 de junio de 2007
Newton ataca
Cuando el mercado se apodera de las imágenes, todo se desfigura. Helmut Newton, el fotógrafo, está detrás, de acuerdo. Ha previsto la escena de plomo. Ha activado el disparador. Pero ¿de qué anuncio se trata? Todo tan envuelto en esa atmósfera de momias...podría ser un contranuncio. Una visión repentina y rápida contemplaría la soberbia erección del inexplorado vehículo ante la presencia de unos hermosos -y supuestos- pechos fugados del envoltorio. Es la esencia de la publicidad, ¿no? Vincular -vehicular- cuerpos; al fabricante no le interesa diferenciar los conceptos haciendo florituras éticas. Lo importante es vender, aun cuando el producto esté oculto, que de ordinario lo está. Morbo superior. Hacia mayores ventas por la gracia de la sensación, que es tanto en este caso como decir de la apariencia. Estamos en manos de los figurantes del mercado. Se nos vende por el aspecto de ser, por la simulación. La elección de los productos siempre es una representación. Acabamos adquiriendo lo que nos parece, lo que nos seduce o lo que nos sugiere. En la mayor parte de los artículos que se nos ofrecen apenas nos comportamos sino como espectadores rendidos y concedidos. La ficción siempre nos precede, puesto que viene de lo hondo de nuestros deseos y apetencias, diría Jung. El gigante móvil adopta el aire del macho atlético, potente y arrasador. La figura montada en las ancas mecánicas, masculinas, ¿es lo que parece ser? La cubicación de los roles puede ser un engaño. Piénsense que hay robots de postúltima generación. Y virtualidades que no son la realidad llana pero satisfacen como si lo fueran. El enigma se mantiene: ¿hay cadillac recóndito o atrezzo simplemente? ¿Y si tras la enmomiada figura de apariencia femenina no hubiera tal? ¿Y si solamente fuera una transfiguración que al apagarse los focos del estudio se disuelve en la oscuridad del cuarto? Unas preguntas llevan a otras, y éstas a la nada. Newton, ¿hace publicidad o denuncia? Probablemente ni una ni otra, simplemente paradoja.
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La paradoja ¿consiste en aquello de que todo parecido con la realidad es mera coincidencia? Bueno, la publicidad se apropia de la coincidencia, del azar, de los gustos, de las tendencias, de la imaginación...previo estudios de mercado, encuestas y prospecciones varias. Y aun y todo, puede o no salir luego. Lo discutible es cómo la publicidad está ascendiendo a norma de conducta, valor moral y código de ideas...al menos para mucha gente. Ahora bienque cada palo aguante su vela. Por otra parte el fotógrafo Newton, como todos los fotógrafos con ojo crítico y sentido de la estética no tienen la culpa. El deconstruye a su manera. Sigue.
ResponderEliminarClaro, Zeleste, todavía hay fotógrafos que -afortunadamente- deconstruyen. Es cuestión de observación. Y toda deconstrucción tiene su vertiente crítica, me parece. Buenas noches.
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