"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 30 de noviembre de 2006

Bajorrelieve


Probablemente nada es lo que parece. La mano explora. Sobresale y a la vez se adentra. Traza un arco de la fuente de luz a la zona de sombras, donde de nuevo, tal vez, emerja una punto de luz. La mano es orografía pura. Desplazamiento de un glaciar. Se expande grácil, posa, sobrepone los dedos con serenidad. El corazón desaparece entre las tinieblas y el misterio. Se ha ausentado. Quietud. La cordillera de los nudillos se contrae. Erizamiento de la piel. Inadvertida brisa. Como un bajorrelieve rupestre, la mano permanece inmóvil, presta y expectante ante una presencia deseada. Cortejo de adorantes. Calma. Tal vez se trata de la mano moldeadora de la Creación.

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