"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 4 de octubre de 2025

Con la cruz a cuestas

 


¿Vieron ustedes hace unos días  fotografías de ese personaje con su cruz a cuestas en una ceremonia fúnerario política de los seguidores de MAGA, en los USA? A algún disidente le faltó tiempo oportuno e ingenioso para reconvertir a la cruz, al personaje mesiánico y al público fervoroso en lo siguiente:




Pero muchos de ustedes acaso no sepan que la idea viene de muy lejos. De los fotomontajes que John Heartfield realizó para su revista AIZ (Arbeiter Ilustrierte Zeitung, es decir, Periódico Ilustrado de los Trabajadores) durante el ascenso y consolidación del nazismo. La revista duró de 1924 a 1938. Tuvo una tirada millonaria hasta 1933 cuando Hitler y su partido tomaron el poder.  Como se ve la cruz ha marcado a las sociedades humanas desde hace siglos. Generada como instrumento de tortura fue tomada como signo de redención por una religión en ascenso, sin que el símbolo supliese necesariamente al castigo fatal. Pero a estas alturas no se ve que se redima nadie y muchos siguen invocando con ella más el dominio de los otros que la salvación, probablemente imposible, de todos. Hoy la cruz a cuestas la tiene que soportar gran parte de la Humanidad, en cualquiera de las imposiciones totalitarias y autocráticas que padezca. Y todos en el sistema de relaciones económicas que marcan, condicionan y dividen a los hombres. Al menos, la cruz ha servido como trágica metáfora aún en uso. La cruz a cuestas la llevamos, pues, todos.