Fue agradable el reencuentro de calle con aquel compañero de la lejana resistencia. No pasa el tiempo por ti, me dice. Somos nosotros quienes pasamos por él, le digo. A estas alturas no hay demasiadas alegrías, pero vamos reduciendo los pesares, tercia una aparición con tantas arrugas y amago de encorvamiento o más que nosotros. No te lo creas, saltamos todos al unísono, casi ensordecidos por la carcajada.
Entonces me acordé de un aforismo de Lichtenberg que sentencia: "Son gente estupenda, pero la mitad de lo bueno y de lo malo que se dice de ellos no es verdad".
*Esculturas del frontón del templo de Afaia en Egina, en su exilio en la Gliptoteca de Munich.
“Creemos que la gente tiene libre albedrío porque habla. Si sólo la viéramos actuar, pensaríamos que son robots”. Emile M. Cioran,
ResponderEliminarRelativo. Cioran ahora tendría que modificar la cita. Hoy la gente se comporta también como robots al hablar. Cuando repite eslóganes, informaciones que da por buenas de muchos medios, la vorágine de las redes y su repetición, etc. No sé el libre albedrío dónde anda, algo obsoleto si no asume responsabilidades.
EliminarNo son las horas ni los días, los que envejecen. Son las respiraciones y los latidos.
ResponderEliminarErgo quienes los llevan a cuestas (respiraciones y latidos)
EliminarYo me conformo con el pensamiento crítico y la asunción de responsabilidades cuando toque.
ResponderEliminarUn envejecimiento paulatino y en estado sostenible lo permitirá. Lo que venga después dependerá del dolor.
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