Qué poca cosa somos los humanos. Menos cosa todavía aquellos humanos que han nacido en la privación y se ven acosados permanentemente por la privación. Puestos a verse privados lo son hasta de su suelo. Ya no de alguna clase de bienes, recursos, trabajos, arropamiento social y defensa política. Sino del propio suelo bajo sus pies. Los que vuelven se encuentran la destrucción. Les queda la vida. ¿Les dejarán reconstruir la vida?
Pero ojo, cualquiera podemos integrar en algún momento la gran tribu de los carentes, de parte o del todo, incluso de la inexistencia. La balanza humana tiene dos platillos en los cuales uno vence su peso al otro. Bondad y maldad. Nosotros ¿en cuál de los dos platillos estamos ahora para pesar la vida de los demás y la nuestra propia?
A tu primera pregunta, ya tienen respuesta dado por el gran "mono naranja", ¡¡no!!. A tu segunda, nos encontramos en el equilibrio inestable.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. Y muchos siguen si ver la barbarie de los sionistas sobre Gaza.
EliminarSi fuéramos conscientes de nuestros límites, del tamaño que fueran, tal vez tendríamos más resolución a la hora de cooperar. Pero tenemos un intermediario y un eje que es la economía, en sentido amplio, que regula nuestras maneras de buscar recursos y satisfacer necesidades, que no conseguimos controlar sino limitadamente y en manos de otros casi siempre.
ResponderEliminarLa economía es dios y diablo, la que marca las vidas desde el sapiens inicial y no te digo, Anónimo, desde las civilizaciones y culturas organizadas.
EliminarEstamos en el platillo de la incertidumbre de un futuro cada más incierto.
ResponderEliminarLa incertidumbere sospecho que es la balanza entera.
EliminarEstas situaciones me producen tristeza, son penosas y nadie estamos libres. Pero también me produce “rabia” e impotencia, que los gerifaltes que lo ordenan y mandan, mueran bien atendidos en cama de hospital. De eso ya sabemos.
ResponderEliminarUn abrazo Fackel.
De momento nosotros disponemos de cama en hospital, creo. (Este argumento hace que la mayoría de nosotros miremos para otro lado)
EliminarCada uno carga con su historia, siempre complicada por algún lado. Reducir todo a bondad o maldad es mucho reducir, me parece.
ResponderEliminarPues no lo reduzcas, yo tampoco lo pretendo. Pero es lo que más advierto en estos tiempos.
EliminarDeben haber pasado alrededor de 400.000 años desde que un neanderthal, le atizó a su vecino con un palo y le rompió la cabeza.
ResponderEliminar¿Hemos aprendido algo? ¿Mejorado en algo? ¿Evolucionado a mejor?
—Por supuesto que sí— Ahora el palo es «acojonante».
¿Crees en la bondad del ser humano, en la tuya propia?
—No la pongas a prueba, créeme. Te puedes llevar un chasco—
Un diálogo muy sensato. No es solo el palo, es que en las relaciones cotidianas nos incordiamos más los unos a los otros.
EliminarLos platos siempre están equilibrados, aunque el mal pesa más. Eso indica la cantidad de buenos indiferentes.
ResponderEliminarPues a mí los buenos indiferentes me resultan sospechosos. Eso sería jugar a dios y el diablo a la vez, pero es lo que se suele hacer.
EliminarSentir que estas desgracias nos son ajenas es un completo error. Hace nada se expulsó de España a los judíos, después a los moriscos: columnas de personas a los que se dejó sin techo y sin suelo. En la memoria viva de muchos todavía están las columnas de las personas que cruzaron la frontera con Francia en 1939. A Antonio Machado solo le quedó el recuerdo del cielo azul de la infancia. Cualquiera de las víctimas está más cerca de nosotros de lo que nos imaginamos. ¿A nosotros no nos puede pasar lo mismo, pensamos? Qué poca humanidad hay en los que no piensan en su sufrimiento.
ResponderEliminarLa seguridad aparente puede ser una trampa. Las vacas gordas no son para siempre. Los ejemplos que traes son clarificadores. Además que todos aquellos expulsados o exiliados era parte de la población estable con siglos a sus espaldas.
EliminarLo que se lleva es no pensar o pensar en negro.
Y vemos con espanto como aumenta de peso cada dia el platillo de los malos, de los retrógrados, de los necios.
ResponderEliminarLo curioso es que nadie de los que pertenecen a tales raleas se considerarán así.
EliminarFáckel:
ResponderEliminary la eterna pregunta ¿qué podemos hacer?
Salu2.
Me temo que poco, al menos no contribuir a que se agrave (cada uno debe ver cómo o darnos por vencidos, que más vencidos están ellos)
Eliminar