Sácame guapo, cineasta, le dice el viejo. Si no te mueves mucho, te saco. ¿Es que me ves que esté para mucho movimiento, muchacho? Yo te veo bien. Andas deprisa, me enseñas la ciudad, me presentas a tus amigos. ¿No te importa que nos paremos a veces a hablar con mis amigos? No. ¿Aunque hablemos de cosas que no entiendes? No. ¿Aunque les veas más mayores incluso que yo? No. Es que me gusta saber qué aún tienes amigos, y algunos son muy divertidos. Anda, ¿por qué no iba a tenerlos a mi edad? Claro, es que para mí eres muy joven. ¿Porque juego contigo? No solo por eso, también porque me cuentas historias. Es muy propio de mis años contarlas. Cuando te ves con amigos también os contáis, pero no os sigo. Si te cansa, te prometo no pararme con ellos. No, no me importa, pero eso sí, no te líes mucho rato cuando nos los encontremos. Yo procuro, chico, pero si son ellos los que gustan de pararse no les puedo dejar con la palabra en la boca. Además también te hablan a ti. Ya, pero no sé qué decirles. Eso no es problema, ya me encargo yo de que salgas del paso. ¿Qué es salir del paso? Pues que no te sientas arrinconado, sin saber qué contar cuando te preguntan. No te muevas, quieto, ahora te tengo a toda pantalla. Pero no me retrates mucho, mejor el paisaje, los árboles que hay detrás, o aquella fachada. Me gustaría sacar todo, abuelo. Todo a la vez es difícil, vete poco a poco, y no confíes todo a la cámara. Pero la cámara es la que saca las fotos. Las saca si tu ojo antes sabe sacarlas. ¿Cómo es eso? Mira, primero fíjate en lo que hay. Observa y elige lo que pretendes reflejar. Luego dite a ti mismo: veo veo. ¿Como en el juego? Por ejemplo. Mirar y decidir qué quieres fotografiar tiene mucho de juego. Te voy a sacar más guapo todavía. Ay, chaval, ¿no te he dicho que mejor tomes aquella calle o aquel grupo de niños dándole al balón? Coge la cámara, abuelo. Me voy con ellos.
Ese final es muy bueno. Del veo veo...a ir a jugar, lo propio para un niño. Muy entretenido eso de estar con un nieto, ya veo. Me alegra muchísimo.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que todo es una excusa para seguir manteniendo el temple del juego, del aprendizaje, de la fraternidad y de la búsqueda en unos tiempos oscuros en que millones de personas están siendo machacadas por la vida que otros dirigen.
EliminarUna pelota tira mucho, sobre todo si se puede jugar a ella en medio de la calle, como antes.
ResponderEliminarUn saludo.
Poderosa atracción. No desaparece nunca. Cuando paso por un lugar donde juegan unos chicos y se les escapa la pelota, o el balón, no puedo por menos que intentar alguna volea con ella.
EliminarEse final, es la realidad más certera.
ResponderEliminarEvidente, pero no la única.
EliminarEse final está de encanto, "El niño siendo niño", ahora le tocará al abuelo mirar y disparar.
ResponderEliminarLos intentos pueden ser peligrosos, pero si se controlan y se dejan participar los niños lo aprecian.
EliminarEstá el ojo, la técnica y la ética, este es el mundo de la fotografía.
ResponderEliminarSaludos
Complementarios, Emilio. Si falla uno de sus cuerpos falla la totalidad.
EliminarLa cambiante atención de los niños ejercita y desempolva nuestra capacidad de sorprendernos frente al mundo. O sea, ayuda a recordarnos jóvenes
ResponderEliminarPues eso importa: recordar y tener actitudes que nos mantengan relativamente jóvenes.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarel arte de sacar una foto.
Salu2.
No lo hacía nada mal, ojo clínico tenía.
Eliminar"Observa y elige lo que pretendes reflejar. Luego dite a ti mismo: veo veo": has de tenir alguna cosa per dir i dir-la, que deia Oscar Wilde.
ResponderEliminarSiempre es difícil saber si nos precipitamos con la palabra antes de observar bien o simplemente que la palabra además de un desahogo es un método.
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