Cuidado, chico, me ha parecido oír un rugido. ¿Qué es un rugido? La voz del rey de la selva. ¿Como tú cuando te enfadas? Mucho más poderoso, el mío no puede nada, además nunca he sido el rey de la selva y creo que el león tampoco, aunque yo a veces te parezca selvático. Mi rugido, como el de muchos mayores, es solo un desahogo. ¿Qué es un desahogo? Lo que tú haces cuando lloras, por ejemplo. Pero tú no lloras, abuelo. Yo lloro lo mío pero casi siempre por dentro. Mi profe ruge lo suyo. ¿Y eso? Porque no paramos de meter bulla en clase. Pero no os ha devorado todavía a nadie, ¿no? Bueno, a mí casi. ¿Qué hiciste? Le imité cuando nos estaba echando una bronca. Y toda la clase se puso a hacer que rugía. Eso sienta fatal y más a un maestro. Seguro que ya venía de casa agitando sus melenas de impotencia. ¿Por qué? No sé, era un decir, en ocasiones la gente se levanta con mal pie. Entonces, ¿tú te levantas algunos días con mal pie? Algunos días con los dos, chaval. Pero luego te veo y se me pasa. Si yo te rujo, abuelo, ¿te enfadarías? Depende de cómo te saliera rugir y si habías tenido motivo para ponerte colérico. ¿Qué es ponerse colérico? Pues eso, furioso, gritando con las tripas más que con la boca. Yo creía que se gritaba solo con la boca. No creas, las tripas rugen muchas veces y no siempre por hambre. Yo no quiero rugir ni con las tripas ni con la garganta, abuelo. Pues entonces no dejes que te impresione nadie con su griterío. Mucha gente usa las palabras no tanto para entenderse como para estar por encima e intimidar. ¿Y sabes como les llamo yo a esos? No, ¿qué? Energúmenos. ¿Ener...qué?
¿Ener.... que?. Hay cosas que un niño no puede aún entender, aunque more en el país donde tiene razón el que más grita-
ResponderEliminarSaludos.
Ya irá entendiendo. También en la infancia había chicos que iban de energúmenos; no sé si luego habrán cundido en algo.
EliminarCreí que hablarías de Islandia, pero me encanta esa reflexión del rugir de la gente. Ese león me recordó a Roma, y ese niño que pregunta y quiere aprender es el resumen de nuestra curiosidad infantil.
ResponderEliminarGracias por traer esos aires frescos. Un abrazo, y feliz Navidad
También pensé en el león de la Metro. Pero este hierático de Correos es el mismo que me intrigaba -por sus tripas- cuando me llevaba mi padre a echar una carta (en esta época a los Reyes Magos)
EliminarEl rugido de los volcanes de Islandia es terrorífico y su alcance no resulta medible por las buenas. Saludable diciembre.
Un abuelo sabio que está enseñando a su nieto el camino de la vida y el hecho de que no lleva razón el que más chilla.
ResponderEliminarSaludos
O simplemente el que chilla, para imponerse, claro, no solo para hacerse oír. Desgraciadamente hay una escuela con grados de chillones y hasta energúmenos llamada campos de fútbol, por ejemplo, y hay más. Los elegidos mediocres de la derecha española prefieren el Congreso, el Senado y la calle.
EliminarLos rugidos humanos tapan la incapacidad de comprensión, ante lo desconocido.
ResponderEliminarAsí me parece también, pero me temo que es una conducta que crece.
EliminarMaravillosa esta relación entre abuelo y nieto. Esta muy bien eso de rugir de vez en cuando, pero solo de vez en cuando.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Fackel.
O sea, de baja intensidad, ¿no? No sé, los rugidos que recibí de niño nunca me sentaron bien. Saludo, Rita.
EliminarBendita inocencia.
ResponderEliminarTotal. Nos enseñaron después a menospreciarla. A estas alturas uno la valora de nuevo.
EliminarCuando este niño sea mayor y se enfrente a determinadas situaciones que su devenir pondrá ante él, recordará estas charlas con el abuelo y se dará cuenta de lo valiosas que eran.
ResponderEliminarUn abrazo y Feliz Navidad!
Tal vez, pero ¿cuánto de lo que escuchamos en tierna edad recordamos realmente hoy día? Salud, Bis.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarme gustan muchos estos diálogos "iniciativos" entre abuelo y nieto. Hay tanta inocencia y sabiduría en ellos.
Salu2.
Podrían continuarse, pero mejor limitar la tirada.
EliminarLas personas rugimos de cuando en cuando y como dices viene de las tripas, se nos revuelve algo por dentro y nos desahogamos a bocinazos. Menos mal que siempre hay algo que nos aplaca, capaz de dulcificar hasta el día más gris, es el dualismo que caracteriza la existencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero a veces tarda en llegar ese algo exterior o simplemente la fuerza interior de apaciguamiento, que requiere su tiempo. Pero si se puede, y hay que intentarlo, mejor evitar rugidos y sonidos aún más espantosos. Salud y bondad, Ana.
Eliminar"Energúmenos" és una paraula esdrújula, que sempre costa més d'aprendre.
ResponderEliminarY sin embarho los energúmenos nos han acompañado toda la vida: empecé a conocerlos desde niño, sufrí sus consecuencias, muchos eran unos mierdas pero estaban adscritos al oprobioso poder reinante y santificados por otros oprobiosos que nos querían modfelar a cristazo limpio.
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