No para. Esto no para. ¿El tiovivo? Ya parará. Pero yo no quiero que pare. Pues dale cuerda. Que le dé ¿qué? Que hagas como los niños que se montan en él, que no quieren apearse. ¿Y no se marean? A veces alguno se marea, pero ¿sabes por qué? ¿Por qué, abuelo? Porque ve y siente cada vuelta como si fuera la misma. ¿Y no lo es? Dímelo tú. Yo en cada vuelta veo el mundo de otra forma. A cada giro las personas que esperan a los niños se han movido. ¿Solo eso? No solo eso, sino que siento el gusanillo que se agita en mi tripa cada vez más acelerado. Y también nervios. Eso se llama emoción, chaval. Pues me gusta esa clase de emoción. ¿Y si te dijera que la vida es un tiovivo, peque? ¿De verdad? Me lo dices dentro de unos años y si estoy equivocado corrijo. Abuelo, ¿quién hace funcionar el tiovivo? Todos los que suben a él. Eso sí que es bueno, ¿cómo es posible? Por inercia, porque tienen el impulso de seguir viviendo y ponen de su parte la energía suficiente como para que no puedan parar. ¿Y si alguno se para y se baja? Hum, sería un problema, no le volveríamos a ver más. ¿Algo así como morirse? Algo así, ¿cómo lo sabes? No lo sé, pero algunos mayores hablan de ello. ¿Sabes que es divertido el tiovivo? Sin duda, pero hace muchos años que no me subo a ninguno. Pero al menos vives, abuelo. Eso sí, y no tengo intención de apearme. Yo seguiré dando cuerda para que no lo hagas. Te lo agradezco, y si solo dependiera de ti yo estaría eternamente. Inténtalo. Lo procuro, pero a veces el movimiento se demora y el paisaje se muestra borroso, y no sé si será como morirse un poco.
El muchacho ya no escucha al viejo. Está en su vorágine. Donde la velocidad y las ganas de vivir no se miden. Donde el movimiento se explica por sí mismo sin metáforas ni alegorías.
Hace tiempo nos bajamos del tío vivo, y del carrusel del Furo....
ResponderEliminarSaludos.
Pero seguimos en otro en el que nos mareamos más.
EliminarY que no deje de dar vueltas señal de que seguimos en la vorágine de seguir viviendo. Un placer leerte, Fackel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Verdaderamente la vorágine es vida, aunque nos agite y nos haga perder en ocasiones el control. Gracias.
EliminarEl tiovivo es la vida, y este al igual que esta, da muchas vueltas y no conduce a ningún sitio, bueno, si que nos conduce a vivir y a morir.
ResponderEliminarSaludos
Un viaje con estaciones intermedias en las que nunca nos quedamos, ¿verdad?
EliminarFáckel:
ResponderEliminar¡Ay, los niños, energía pura, movimiento perpetuo, torbellinos!
Salu2.
Que no perdamos su huella, que aún debe haber algo dentro de nosotros.
EliminarPues sí que esta es una muy acertada metáfora de lo que es la vida, ese tiovivo del que nos apeamos para morirnos mientras él sigue gira que te gira...Precioso relato de esta saga de abuelo y nieto. Mis felicitaciones, Fackel.
ResponderEliminarYa sabes que hay tiovivos y tiovivos; uno general y continuo aplicable a la dinámica humana; otro personal, propio de cada uno, limitado, afortunadamente, pero que al que hay que sacarle jugo. ¿No crees?
EliminarLa vida es un poco eso, con algo más de montaña rusa, pero la emoción de la velocidad en el niño hace que lo viva como un gozo inmenso, e intenso.
ResponderEliminarUn abrazo, y felices diálogos con el chaval.
Sííí, me has sacado la risa, porque algunos hemos tenido bastantes montañas rusas, algunas veces sin byuscarlas, otras veces por nuestra condición de caminar por el borde o de asumir riesgos, Y, por cierto, el problema es que ni el borde es siempre nítido, ni los riesgos son medibles a priori. Seguiré los diálogos hasta que me canse, o decida no aburriros más.
EliminarEstamos en un tío vivo, en el cual no podemos decidir ni la velocidad ni cuando poder bajarnos.
ResponderEliminarSiempre hay un pequeño margen de parada o de abstracción o de un paréntesis ocasional, pero apearnos...mejor que no. Claro que seguro que son imaginaciones mías.
EliminarDe la descripción de un aparato lúdico como es el tiovivo pasas a hacer unas reflexiones profundas sobre el mundo en que vivimos. Te felicito por el fondo y por la forma literaria que caracteriza a tus escritos.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Tal vez todo va interconectado. Un objeto, un paisaje, un edificio, una persona...puede llevarnos a hacer consideraciones más amplias. El mundo no es de hoy. Se ha ido haciendo desde lejanos tiempos en que la humanidad sobrevivía con más dificultad. Pero la aventura es única. Y a veces uno, en su íntimo pensamiento, tiene ocurrencias. Te saludo desde la noche.
EliminarUn tío vivo fuera de eje, más bien...
ResponderEliminarQué peligroso: ¿hasta dónde puede salir disparado?
EliminarGeniales ocurrencias, diría yo.
ResponderEliminarLa necesidad frente a la realidad se impone, Luis Antonio.
EliminarCuando eres un niño la muerte no existe y el tiovivo nunca deja de girar... Mal día en que comprendes que tus padres no son inmortales.
ResponderEliminarPor ejemplo, o un abuelo o un hermano o un amigo. Cómo será comprender la propia mortalidad de uno. Enigma abierto.
EliminarMe hiciste recordar a mi padre...Cuando yo y mi hermano éramos niños nos llevó a un carrusel -así le decimos en mi país-. El carrusel giraba. Mi hermano sentado en un caballo y yo a su lado observando todo. Nunca imaginé que esas imágenes se parecerían a lo que iba ser mi vida: un conjunto de escenas diversas con velocidades distintas y con impresiones vertiginosas. La única gran diferencia era que mi carrusel no tenía un conductor externo y, que era yo quien aprendió con lágrimas a conducirlo.
ResponderEliminarUn gran abrazo Fackel
Interesante anécdota. No eres la única que ha tenido que hacer de auriga de la propia carrera. Eso tiene que haberte dotado de mucha experiencia y sobre todo de gran fortaleza.
EliminarSi no baixes dels cavallets, igual que de la bicicleta, pots guanyar, que diria Katherine Hepburn. Només si pares estàs perdut.
ResponderEliminarAntes que parar hay que ver si se toma un vehículo alternativo: leer por ejemplo (y escribir) son buenos medios para no atrofiarnos.
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