De joven yo era corredor de fondo, dice Max. ¿Me imaginas? No lo hubiera sospechado, le contesto riendo. Hay días excepcionales en que te veo tan apasionado, como si no hubieras tenido juventud. Max no pone buena cara ante mi jocosidad. Mi pasión es vivir y adaptarme a medida que me han llovido palos o sumado fracasos. Es verdad que correr con las piernas y correr con las ideas no fueron siempre de la mano. Fui corredor de fondo en campo a través, aunque con una soledad menos ruda que la del protagonista de la novela de Sillitoe. Pero en paralelo corrí cortoplacista en el terreno del pensamiento. ¿Eso fue bueno o malo? Me parece falso plantearlo en términos de opuestos. Tampoco en otros tiempos teníamos suficiente perspectiva y el pasado inmediato condicionaba. La corta distancia te exige un gasto de energía excesivo, que cuando eres joven no te cuesta generar, pero a su vez te engaña. Porque crees que el territorio que hay por delante se ocupa pronto, que lo que tú pensabas lo pensaba mucha gente, pero a medida que corres sin cesar adviertes que la distancia se amplía. Que el territorio humano era más extenso. Que acaso, salvo una minoría, los demás no estaban por correr. Porque la medida del tiempo siempre es incierta. Porque acostumbrados a viejas inseguridades la inercia hacía que nadie quisiera demasiados riesgos. Y te das cuenta de que nunca llegas lo suficientemente lejos, que la mayoría no te sigue. Y entonces llega el pinchazo. ¿El desánimo? ¿La desilusión?, le digo. Max hace una mueca. La desilusión es una constante en la vida, amigo mío, y hay que reconocerlo sin dramas, como parte del ejercicio de vida. En realidad siempre hay una alternancia tanto en los comportamientos como en las emociones, porque en cualquier experiencia comprometemos actitudes cargadas no solo de cierto grado de ideas sino acaso sobre todo de pasión. Lo que hacemos y lo que pensamos también son cuerpo, o efecto del cuerpo, como quieras comprenderlo. Llega un momento en que adviertes que la pasión no construye. Que las místicas alimentan energías pero no edifican racionalidades. Que los corpus de interpretaciones al uso, lo que otros llaman ideologías, no interpretan prácticamente nada. No he renunciado a seguir siendo corredor de fondo con mi mente. Uno ya no está para carreras ni saltos ni pugilismos directos. Pero mientras haya oxígeno en el cerebro sí puede uno continuar la travesía. De modo más ligero y tibio, si bien no menos exigente. Porque percibir el mundo y tratar de no desubicarte del todo es algo que tengo claro. Estar receptivo y aproximarte en la medida de lo posible a comprenderlo sigue siendo un desafío. Esa actitud me oxigena. Max ha parado de pronto y ambos permanecemos en la galería exterior, mirando los amarillos y ocres del horizonte.
*Corredores de la Villa de los Papiros, de Herculano. Ubicados en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Fotografía de Graziano Tavan, tomada de https://archeologiavocidalpassato.com/
Fuí corredor de medio fondo en mis tiempos jóvenes tras dejar el Judo, deportes que compaginaba con el trabajo y los estudios, nunca luché por alcanzar grandes metas, me conformaba con llegar que no es poco, como decía Murakami: "He podido correr durante muchos años por un simple motivo: porque me va bien" .
ResponderEliminarSaludos
En efecto, un ejercicio debe servir para conocer los límites, y aunque el afán de ganar o de superar a otros está implícito en nuestra condición se puede domeñar. Siendo consciente de los límites se es también del valor del ejercicio. Ese porque me va bien lo redondea.
EliminarNostalgia. Inactivo actualmente por razones de edad, en la juventud fui corredor no de fondo, pues las cerreras resultaban más cortas, pero intensas. Teníamos «liebre» aunque curiosamente no iba al frente de carrera, sino detrás. Vestían una equipación monocroma, gris y que en los últimos años pasó a ser más parda que mi apellido. Estimulaban velocidad blandiendo un artilugio cilíndrico hecho de madera y cuero. La carrera principal en mi territorio tenía lugar cada 11 de setiembre.
ResponderEliminarTiempos gloriosos que como nos despistemos un poco, volverán.
Pero nosotros no volveremos, que se fastidien los que quieran que vuelvan esos tiempos. Espero no me lleven de confesión semanal y misas, pero por ease camino son capaces de transitar. Aquí, en la región, el marte es festivo por una restauración de la canónica festividad Santiago Apóstol, de manos del partido PPVOX, con el valor añadido del patriotismo sui generis que siempre han defendido. Cada vez veo más clara la trayectoria de embustes que cala en la cultura occidental y en concreto en la hispana.
EliminarEs indiscutible que cada uno determina sus ganas de correr según su capacidad. Por mi parte jamás competí contra mí mismo, jamás me puse un reloj para rebajar nada e intenté no competir contra nadie, muchas veces sin lograrlo.
ResponderEliminarCreo que la ideología es el "todo" entendido desde la lógica de una parte. Que es la idea puesta en práctica, y que además hace de esa idea el "uso justificativo" para llevarla a cabo.
Todas las ideas son eso, ideas, nadie es dueño de sus pensamientos, lo comenté en una ocasión, pero esa idea llevada a la práctica se trasforma en ideología.
Por otra parte nunca he comprendido a los corredores, ni por supuesto he tratado de emularlos; siempre he pensado que todo lo que no sea la velocidad normal que el organismo pueda soportar es simplemente momentáneo, y que a donde lleguen, también lo haré yo, pero a mi ritmo.
Salut.
Ponerse a prtueba tiene, al menos al principio, algo de competir contra unop mismo. Pero si pronto te das cuenta de lo que puedes o no desarrollar en una carrera -y la vida es una serie continua de carreras- todo resulta más gratificante y satisfactorio. Obviamente nadie es dueño total de sus pensamientos, pero nos comportamos como si fueron propietarios en exclusiva y además nos asociamos, siquiera mentalmente, con otros para defender eso, nuestras -supuestas nuestras ideas propias- ideas. La cuestión es que en el pasado -supongo que hoy ocurrirá parecido, pero no me pilla on line- la carrera ideológica y política era una urgencia, por mor de las circunstancias del país cementerio, y eso llevaba valor pero también mucha insensatez, corta visión y la perspectiva que se creía amplia estaba mediatizada por entes superiores que iban a lo suyo. De ahí luego los desencantos en todo el mundo.
Eliminarmáx perdió la percepción de si la soledad del corredor era debida a que iba el primero o a que iba el ultimo. puede ser que íntimamente creyera que es lo mismo. engañado por la sensacion de liberación del perdedor ( solo menciona fracasos y decepciones, sin rastro alguno de triunfos). Pero es una falsa sensación, de las que sólo se Dan cuenta los que alguna vez triunfan. Eso me han dicho.
ResponderEliminarAl menos parece en paz consigo mismo.
aunwue no le gustó que el smigo hiciera chanza, quizás se toma demasiado en serio.
abrszo
Puede ser que esa percepción fuera equívoca, pues la soledad no es sino la conciencia de que nadie corre por ti, de que estás pretendiendo probar y comprobar lo que das de sí, al menos los que corrimos sin pretensiones y con mucho sentido lúdico. Al final todos nos abrazábamos. Los abrazos en la carrera ideológica paralela también existían, pero algunos acabaron en puñaladas, la mayoría en desinterés y en menos proporción algunos acabaron consigo mismos -vía trastorno mental o incluso suicidio- porque cuando los objetivos propuestos parecen sublimes y no se alcanzan, sino todo lo contrario, hay quien no encaja una propia resurrección.
EliminarEs difícil continuar la travesía, escasean las fuerzas, pero hay que seguir. es aquello de camina o revienta. El tren no espera.
ResponderEliminarSaludos
Así es, y si uno se tira del tren que sea para coger el próximo que pase, siempre que las fuerzas lo permitan. Nadie podrá evitar -salvo la desmemoria de la enfermedad- que no corramos con nuestro pensamiento.
EliminarNo hace mucho leí el libro "Corredor de fondo" de José Corredor Matheos, donde habían algunas reflexiones cercanas a lo que expresas en tu escrito. Además, el autor, a quien conozco personalmente y que había sido corredor de fondo, expone algunas cuestiones estéticas que me parecieron muy interesantes.
ResponderEliminarSaludos
Desconocía ese libro, ¿es poesía? , porque de Corredor he leído algo poético.
EliminarCorrijo: entro en internet y veo que se trata de un libro de memorias, género que me gusta mucho, pero uno no da ya más de sí. Dado que me hablas tú del mismo, no descarto buscarlo. Salud.
Comprendo la reaccion de Max ante "como si no hubieras tenido juventud" creo que la pasión se nutre de momentos apasionados y sin esa base mal empezamos ji,ji.
ResponderEliminarMe gustó "La soledad del corredor de fondo" y me entró curiosidad por saber lo que comenté en su día por ver si aún mantengo la misma visión, no hubo forma. Pero de camino a las entradas me recreé en tu "poema poema geométrico del todo" buenísimo por cierto, fui demasiado parca en el comentario que hice. Me gustó "No dejarte caer" que creo que no llegué a leer en su día. Vamos, que en busca de un comentario de hace mucho tiempo le pegué un repaso a tus entradas jajajajajaja.
Pienso que nos gusta correr acompañados aunque no es fácil conseguir acompasar los ritmos, o no hay voluntad muchas veces, por el motivo que sea. Pero ese correr es vivir y se puede plantear de muchas formas, cada uno condicionado por sus vivencias supongo. Yo he tomado la decisión de enfocar de lo particular a lo general y ahí ando, comparando.
Buena tarde, besos!!
Suelo decir a veces a algunos que no saben valorar la infancia y la juventud ( a mi modo de ver), aunque sean pasado: parece que no hayas tenido infancia o parece que no hayas tenido juventud. Y es que en infancia y juventud se curten ya muchos comportamientos que más adelante fortalecemos. De aquellas edades proviene una personalidad que vamos afianzando, aunque siempre sometida a vaivenes, cambios y contradicciones múltiples.
EliminarConocí en persona a otros corredor de fondo, que me ganaba y escribí sobre él:
https://laantorchadekraus.blogspot.com/2006/12/salud-y-sueo.html
Paciencia la tuya recorriendo este blog ya tan ancestro...Ni yo mismo me creo que esté apunto de cumplir diecisete años. Y nunca fue igual el blog. Nunca fui yo el mismo. Nunca estuve en el mismo punto. No perdí el norte de ciertas orientaciones que me son vitales. Pero nunca hice de los puntos cardinales un dogma: son referencia, pero el hombre es dinámica.
Daría el tema para rato, no quiero aburrir. Gracias por el recorrido, Ana.
Son muchos años publicando por lo que he visto, de alguna forma tu historia o aquello de lo que has querido dejar constancia.
ResponderEliminarHe ido al enlace y es interesante esa entrada antigua, como la foto que da pie al texto.
Qué tengas buena tarde Fackel!!
Gracias por molestarte en mirar. Habrá que seguir respirando. Sí.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarmás que correr, lo que me gusta es andar, que cansa menos...
Salu2.
Cansa menos, dependiendo de lo que andes. Yo ahora también ando mucho, ni en plan paseo, que no es hacer ejercicio, pero tampoco con urgencia, sino midiendo un ritmo propio. Cada cual sabe. Pero no hay que dejarlo nunca, y el sofá ¡lo mínimo!
Eliminar"Estar receptivo y aproximarte en la medida de lo posible a comprenderlo sigue siendo un desafío. Esa actitud me oxigena." Intentamos mantenernos oxigenados pese a las decepciones y al paso del tiempo también por aquí. Un abrazo
ResponderEliminarY que siga siendo así, porque de lo contrario nos iría personalmente muy mal.
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